albii de

entrañas!... Sí!... no lo dudéis! La tía Calandria
es la picara bruja que causa tantos males y pi­
do que se la queme!
— Que se la queme! La bruja! La tia Calan­
dria ! Que se la queme !
Levantóse el fiel de fechos sobre la mesa, y
después de imponer silencio, comenzó su dis­
curso de esta suerte.
— Pueblo benigno, pueblo sensato, pueblo
circunspecto, pueblo virtuoso, préstame la
atención debida. Es indubitable que la bruja de­
be ser quemada (quematus-a-um) á fuego vivo,
para escarmiento de sus colegas, y las sospe­
chas de nuestra ilustre presidenta (q. d. g.), no
van fuera del camino de la justicia, y están con­
forme con las leyes del reino, á que me remito
en caso necesario. Con todo, no obstante, son
precisas, sin embargo, mayores averiguaciones;
y una vez que la susodicha tia Calandria vio á
ciencia cierta, y con sus propios ojos á la men­
cionada bruja... que declare su nombre y apelli­
do, con otras señas interesantes á su pronta
captura, y el escondite en que se sustrae á las
pesquisas de la autoridad... Y de no lo hacer,
queda probado que es ella la bruja maléfica
fquod non declaraverit) , y debe ser quemada
incontinenti.
Mientras estas cosas pasaban en la asamblea
concejil, disipáronse las sombras déla noche,
y el sol despuntó luciente
por los claros balcones del oriente,.
mostrando su frente
á toda la gente
que en torno del concejo atentamente
con ojos y orejas, mirante y oyente,
grababa en su mente
la voz de un fiel de fechos elocuente.
E. F. SANZ.
UNA VERDAD GOMO UN PUÑO.
Se me ha puesto en la cabeza,
y voto vá San Ginés
que aunque pese al universo
atrás no me he de volver.
Y antes de seguir ¡oh Ayguals!
quiero advertirte cortés
que me remitas hoy mismo
el álbum de tu mnger;
porque es justo ¡ vive Dios!
que haga una escepcion con él,
ya que, con todos los otros
preparo un auto de fé.
Pues señor, estáme atento
porque quiero C por B
espetar cuatro verdades
que han de hacer bulto de diez.
Al ir á doblar la esquina
de mi casa antes de ayer,
me di de manos á boca
con el elegante Andrés.
Ya le conoces... buen mozo,
equipado á la derniére,
gran figurín de las modas,
verdadero parisién
en el vestir y el andar ,
en el dormir y el comer,
dado que ni estuvo en Francia,
ni deletrea el francés.
Mas este, Ayguals, es su fuerte,
y como hay de este jaez
tantos otros, pasa entre ellos
por la torre de Babel.
Ademas ya habrá llegado
á tu noticia-también ,
que aunque con duques se trata
y vive como un marqués,
ni tuvo nunca, ni tiene
esperanzas de tener
mas renta y bienes raices
que sus barbas y tupé,
(lo cual respondió Ventura
á quien yo conozco bien,
en una ocasión que él sabe,
y por lo que yo me sé.)
Pues señor, Andrés es este,
y para la completez
del individuo, oh Ayguals,
que sepas es menester
que no hay baile., ni paseo,
ni tertulia, ni café,
ni una fonda, ni un teatro.
ni una reunión, donde él
parecido ó convidado,