los molinos del altoaragon - Instituto de Estudios Altoaragoneses
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En las ciuda<strong>de</strong>s la organización era distinta. Allí casi nadie elaboraba su<br />
propio pan. Los ciudadanos acudían a comprarlo a las «tablas <strong>de</strong> pan» o «panicerías»,<br />
que eran las tiendas don<strong>de</strong> se expendía el pan elaborado por <strong>los</strong> pana<strong>de</strong>ros<br />
o «paniceros». Los concejos <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s regulaban y controlaban con<br />
mucho esmero todo lo relacionado con la producción, la distribución y la venta<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> pan. Periódicamente la prestación <strong>de</strong> estos servicios se arrendaba. Para que<br />
quedaran claras las condiciones en las que se efectuaba el arrendamiento se<br />
redactaban documentos. En el<strong>los</strong> se percibe la obsesiva meticu<strong>los</strong>idad con la<br />
que <strong>los</strong> concejos procuraban or<strong>de</strong>nar y regular todo lo relacionado con el pan.<br />
Sus preocupaciones eran —seguramente— hijas <strong>de</strong> la experiencia: se sabía que<br />
el pan era el alimento básico y nada en torno a él podía <strong>de</strong>jarse en manos <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
azar o sometido a <strong>los</strong> caprichos <strong><strong>de</strong>l</strong> interés privado.<br />
El arriendo <strong>de</strong> las pana<strong>de</strong>rías o «panicerías» —es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> todo lo relacionado<br />
con el pan— se hacía por periodos variables. A veces se arrendaban<br />
por un año o por tres o incluso por seis años. El arrendador se comprometía a<br />
elaborar, cocer y ven<strong>de</strong>r pan <strong>de</strong> trigo para la ciudad. Las ciuda<strong>de</strong>s —y también<br />
muchas villas— contaban con una «cambra» (cámara) <strong>de</strong> trigo en la que almacenaban<br />
cereal suficiente para aten<strong>de</strong>r al consumo habitual y para hacer frente a<br />
cualquier situación difícil o calamitosa. El arrendador <strong><strong>de</strong>l</strong> pan estaba obligado a<br />
consumir trigo <strong>de</strong> la cámara <strong>de</strong> la ciudad y no podía emplear ningún cereal proce<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong> otro sitio. La ciudad le vendía el trigo a un precio ya estipulado y le<br />
garantizaba una calidad aceptable en el producto que adquiría.<br />
Con la harina obtenida <strong><strong>de</strong>l</strong> trigo comprado en la «cambra» <strong>de</strong> la ciudad<br />
se preparaba la masa que se cocía en <strong>los</strong> hornos. Des<strong>de</strong> allí el pan se distribuía<br />
por las «tablas» <strong>de</strong> panes o «bancos», que lo expendían a quienes quisieran<br />
comprado. En Barbastro, en 1583, había dos tiendas <strong>de</strong> venta <strong>de</strong> pan; en<br />
Huesca, en 1570, siete: «una en la plaza <strong>de</strong> la Seo, y quatro, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la plaza <strong>de</strong> la<br />
Alquibla hasta la cruz <strong>de</strong> Sanct Martín y hasta las iglesias <strong>de</strong> Sanct Lorente y<br />
Sanct Francisco y dos al Coso». Las tiendas <strong>de</strong>bían estar siempre bien surtidas<br />
<strong>de</strong> pan «bello, blanco y bien cocho» (Barbastro) o «bueno, blanco y bien cocido,<br />
como se ven<strong>de</strong> en la ciudad <strong>de</strong> Zaragoza» (Huesca). Las piezas <strong>de</strong> pan que<br />
se <strong>de</strong>spachaban recibían distintos nombres según su forma y su peso: en Huesca<br />
se llamaban «doblero», «dineral» y «qua<strong>de</strong>rna»; en Barbastro. a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estos<br />
tres tipos, se expendían también «sesenas» y «ochenas». Junto a <strong>los</strong> panes, <strong>los</strong><br />
pana<strong>de</strong>ros elaboraban y vendían otros productos, pero —siendo su consumo<br />
consi<strong>de</strong>rado menos importante— <strong>los</strong> concejos no se ocupaban <strong>de</strong> el<strong>los</strong> y sólo<br />
<strong>de</strong> manera casi anecdótica figuraban en <strong>los</strong> documentos. Sabemos que se producían<br />
«pastil<strong>los</strong>» porque el arrendador <strong>de</strong> las pana<strong>de</strong>rías <strong>de</strong> Huesca estaba<br />
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