16.05.2013 Views

los molinos del altoaragon - Instituto de Estudios Altoaragoneses

los molinos del altoaragon - Instituto de Estudios Altoaragoneses

los molinos del altoaragon - Instituto de Estudios Altoaragoneses

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

El batanero ponía en cada pilada unos 90 metros <strong>de</strong> tejido si era lin/.uelo<br />

y algo menos —unos 60— si se trataba <strong>de</strong> cor<strong><strong>de</strong>l</strong>latc. Con el agua <strong>de</strong> un canalillo<br />

que llegaba hasta la pila remojaba el paño antes <strong>de</strong> comenzar <strong>los</strong> golpes. El<br />

tejido ya no se había <strong>de</strong> mojar más en todo el proceso. Cuando el paño —mojado<br />

y plegado— se <strong>de</strong>positaba en la pila, antes <strong>de</strong> poner en marcha la rueda el<br />

molinero revisaba <strong>los</strong> ejes sobre <strong>los</strong> que giraban <strong>los</strong> mazos: <strong>de</strong>bían encontrarse<br />

a la altura precisa y bien protegidos para evitar que el calor producido por el<br />

rozamiento quemara la ma<strong>de</strong>ra. Esta protección la conseguía con cáñamo, colocando<br />

bajo <strong>los</strong> ejes la suela <strong>de</strong> alguna alpargata vieja. Los «alpargatones» <strong>de</strong>bían<br />

revisarse con cuidado al comenzar cada pilada. Luego el batanero iba a la<br />

compuerta o taja<strong>de</strong>ra y soltaba el agua sobre las «alabas». La rueda comenzaba<br />

a girar. Los mazos golpeaban el tejido. Más agua: más golpes: menos agua: <strong>los</strong><br />

golpes más espaciados. Cada pilada se <strong>de</strong>jaba en el batán dos o tres días. El<br />

batanero paraba su máquina tres veces al día: había que <strong>de</strong>senredar <strong>los</strong> paños.<br />

Estaban como en un ovillo <strong>de</strong> culebras: retorcidos, mezclados, entrelazados.<br />

Era una tarea laboriosa.<br />

Luego <strong>los</strong> plegaba y <strong>los</strong> volvía a poner en la pila. Siempre hacía calor en<br />

el batán cuando trabajaban las mazas. El paño estaba tan caliente que casi no se<br />

podía tocar. Poco a poco se iba limpiando y se hacía más tupido. También se<br />

volvía más chico: <strong>de</strong> un metro <strong>de</strong> anchura pasaba a una vara (casi ochenta centímetros).<br />

Esto era lo normal, peni podía dársele un doble batán, con lo que<br />

encogía más. o un medio batán y entonces encogía menos. Cuando se acababa<br />

<strong>de</strong> abatanar sacaba el paño <strong>de</strong> la pila, lo estiraba y lo ponía a secar. Una vez<br />

seco, lo planchaba. Para ello volvían a ponerlo seco y plegado en la pila: unos<br />

cuantos golpes <strong>de</strong>jaban la pieza lisa y lustrosa.<br />

Mientras <strong>los</strong> mazos trabajaban el batanero no tenía por qué permanecer<br />

junto a el<strong>los</strong>. Sólo <strong>de</strong>bía acudir tres veces cada día para <strong>de</strong>senredar <strong>los</strong> paños y<br />

vigilar <strong>los</strong> «alpargatones» <strong>de</strong> <strong>los</strong> ejes. El oficio no exigía mucha <strong>de</strong>dicación.<br />

A veces —pocas— se hacía necesario reparar la estacada. La primitiva<br />

presa era resistente y apenas se <strong>de</strong>sbarataba. Los <strong>de</strong> Lacort tenían suerte con el<br />

azud. Sus vecinos <strong>de</strong> Jánovas andaban siempre ocupados reparando estacadas<br />

viejas o construyendo otras nuevas que el río arrastraba pronto.<br />

230

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!