los molinos del altoaragon - Instituto de Estudios Altoaragoneses
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<strong>de</strong>nsida<strong>de</strong>s más altas, con dos focos principales: uno en torno a Barbastro, entre<br />
el Alcanadre y el Cinca; otro en La Litera. Un importante conjunto <strong>de</strong> <strong>molinos</strong><br />
aceiteros se situaba asimismo en el bajo Cinca, cerca <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sembocadura <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
Alcanadre. El límite meridional y occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> la provincia, don<strong>de</strong> se extien<strong>de</strong>n<br />
las áridas tierras monegrinas, no ofrece buenas condiciones para el olivar;<br />
no había allí <strong>molinos</strong> <strong>de</strong> aceite, como tampoco <strong>de</strong> trigo.<br />
LOS TRABAJOS DüL OLIVAR<br />
El olivar exigía cuidados laboriosos. Los olivos han sido árboles muy<br />
apreciados: se disputaba por un olivo, se hacían escrituras <strong>de</strong> compra-venta <strong>de</strong><br />
un olivo, se consignaba en <strong>los</strong> testamentos la donación <strong>de</strong> un olivo. Hay en las<br />
sierras <strong>altoaragon</strong>esas olivos que crecen en lugares inverosímiles, en rocas casi<br />
inaccesibles, en parcelitas <strong>de</strong> dos metros cuadrados. Las tareas <strong><strong>de</strong>l</strong> olivar requerían<br />
constancia. Era necesario «picar» —uno a uno— <strong>los</strong> olivos y podar<strong>los</strong> cada<br />
año. Las olivas se recogían en invierno. En diciembre y en enero, cuando la<br />
escarcha cubría <strong>los</strong> campos, <strong>los</strong> hombres y las mujeres <strong><strong>de</strong>l</strong> Somontano —<strong>los</strong><br />
niños también— marchaban temprano al olivar. Extendían mantas bajo <strong>los</strong> olivos<br />
para recoger las aceitunas que caían al varear el árbol. Con <strong>de</strong>dos entumecidos<br />
por el frío las iban trasladando a <strong>los</strong> sacos y luego, con carros o a lomos <strong>de</strong><br />
caballería, las llevaban a <strong>los</strong> <strong>molinos</strong>.<br />
EN El. MOLINO<br />
Las olivas llegaban al molino sucias, mezcladas con hojas. Era necesario<br />
en primer lugar quitar las hojas para <strong>de</strong>jar las olivas limpias. Lo hacían con <strong>los</strong><br />
«aveníales», una especie <strong>de</strong> toboganes con el piso formado por varillas <strong>de</strong> hierro<br />
o alambres gruesos separados entre sí lo suficiente para que se colaran las<br />
hojas pero no tanto como para permitir el paso <strong>de</strong> las aceitunas.<br />
Adosados a un muro <strong><strong>de</strong>l</strong> molino estaban <strong>los</strong> algorines. Eran <strong>los</strong> <strong>de</strong>pósitos<br />
don<strong>de</strong> <strong>los</strong> propietarios almacenaban sus olivas hasta que les llegaba el turno<br />
para moler. A veces <strong>los</strong> algorines estaban a disposición <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> que iban al<br />
molino. En ocasiones, cuando este pertenecía a varios socios, cada uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
propietarios tenía su algorín particular. Incluso se ven, en algunos <strong>molinos</strong>, <strong>los</strong><br />
algorines coronados por azulejos con el nombre <strong>de</strong> cada dueño. Cerca <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
algorines había un pesebre don<strong>de</strong> comían las muías mientras aguardaban su<br />
turno para mover la piedra que <strong>de</strong>shacía las olivas.<br />
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