los molinos del altoaragon - Instituto de Estudios Altoaragoneses
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Eran obras que entraban <strong>de</strong> lleno en lo que suele <strong>de</strong>finirse como tecnología<br />
blanda. Con ellas el hombre no pretendía enfrentarse a las aguas <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
torrentes oponiéndoles costosos obstácu<strong>los</strong>, sólo las <strong>de</strong>sviaba con poco trabajo,<br />
<strong>de</strong> modo que si el torrente arrastraba el obstáculo costaba poco reponerlo. Casi<br />
todos <strong>los</strong> pequeños <strong>molinos</strong> construidos junio a <strong>los</strong> barrancos <strong>de</strong>sviaban las<br />
aguas <strong>de</strong> este modo. Ahora, cuando estos han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> funcionar, en el cauce<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> arroyos no queda nada para indicar que allí, año tras año, siglo tras siglo,<br />
generaciones <strong>de</strong> molineros levantaron diques sencil<strong>los</strong> para llevar el agua a sus<br />
<strong>molinos</strong>.<br />
LAS ESTACADAS<br />
Con el nombre <strong>de</strong> estacada se ha <strong>de</strong>signado un tipo <strong>de</strong> azud caracterizado<br />
porque el obstáculo que cerraba el paso <strong><strong>de</strong>l</strong> río y <strong>de</strong>sviaba las aguas estaba sostenido<br />
por medio <strong>de</strong> varias estacas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra clavadas en el lecho lluvial. El<br />
término estacada se usaba ya en la Edad Media y ha seguido empleándose hasta<br />
nuestros días. En las presas que llamaban estacadas hay que diferenciar dos<br />
grupos: por un lado las que se construían sobre roca, por otro las que se alzaban<br />
en lechos formados por cantos rodados.<br />
Casi todas las que había en <strong>los</strong> ríos Ara y Cinca eran <strong>de</strong> este último tipo.<br />
Se habla <strong>de</strong> ellas con frecuencia en <strong>los</strong> documentos. En el año 1647 el concejo<br />
<strong>de</strong> El Grado arrendó su molino harinero a un «cnsemblador» (carpintero) <strong>de</strong><br />
Huesca llamado Pedro Sala. En la larga capitulación que ambas partes firmaron<br />
hay numerosas cláusulas que hacen referencia a la estacada. Su reparación y<br />
conservación preocupaba mucho a <strong>los</strong> vecinos <strong>de</strong> El Grado; probablemente por<br />
eso el arrendamiento recayó en un «enscmbiador», Pedro Sala <strong>de</strong>bía reconstruir<br />
la estacada. Para esc fin le daban «toda la leña y piedra <strong>de</strong> qualquiere especie y<br />
qualidad» que encontrara en <strong>los</strong> términos <strong><strong>de</strong>l</strong> lugar. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otras obras, el<br />
«enscmbiador» <strong>de</strong>bía «hacer <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Peña <strong>de</strong> la Torreta una estaquada o presa<br />
hasta don<strong>de</strong> fuere necesario y se hubiere menester para rescibir el agua necesaria<br />
para que muela el dicho molino». El río Cinca a su paso por El Grado presenta<br />
un lecho amplísimo, <strong>de</strong> modo que la estacada <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> ser una obra costosa.<br />
Todas las que se construían en <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s ríos lo eran. La mayoría <strong>de</strong> las que<br />
se levantaban en el Cinca y en el Ara no se parecían mucho a las que figuran en<br />
Los veintiún libros: eran un intermedio entre <strong>los</strong> azu<strong>de</strong>s que el <strong>de</strong>sconocido<br />
autor llama «<strong>de</strong> selva» y <strong>los</strong> <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y piedras que <strong>de</strong>scribe»a continuación.<br />
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