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TORREJÓN DE ARDOZ: UNA HISTORIA VIVA - Ayto Torrejon de ...

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La estructura <strong>de</strong> lo cotidiano<br />

(la más concurrida) b , en la puerta <strong>de</strong>l mesón c , etc., y casi siempre la criatura se<br />

encontraba <strong>de</strong>positada en una espuerta que le servía <strong>de</strong> cuna.<br />

Como consecuencia <strong>de</strong> la ilegitimidad, en una parte consi<strong>de</strong>rable se <strong>de</strong>sarrolla<br />

el amamantamiento por nodriza, que se generaliza durante el siglo XVIII, sobre<br />

todo en los pueblos cercanos a Madrid, circunstancia que no es nueva, pues<br />

“/…/ el aumento <strong>de</strong> los abandonos <strong>de</strong> niños y el <strong>de</strong> las concepciones prematrimoniales<br />

comenzaron en el siglo XVII; por el contrario, es evi<strong>de</strong>nte que el auge<br />

<strong>de</strong> la tasa <strong>de</strong> ilegitimidad se da, más o menos tar<strong>de</strong>, en la segunda mitad el siglo<br />

XVIII, y se explica sin duda, por las dificulta<strong>de</strong>s más gran<strong>de</strong>s para el casamiento,<br />

<strong>de</strong>bidas al auge <strong>de</strong>mográfico y al alza <strong>de</strong> los precios, lo mismo que la segunda<br />

ola <strong>de</strong> abandonos” 14 . Estos hechos la ilegitimidad y el abandono son <strong>de</strong> escasa<br />

inci<strong>de</strong>ncia en nuestra Villa.<br />

El papel <strong>de</strong> la mujer era, sobre todo, el <strong>de</strong> estar subordinada al marido.<br />

Pasaba las horas <strong>de</strong>l día <strong>de</strong>dicada a su familia, cumpliendo con las labores domésticas<br />

y haciendo los trabajos caseros. “Como esposa y como madre, era el<br />

i<strong>de</strong>al más acabado <strong>de</strong>l retiro doméstico, <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>stia edificante y <strong>de</strong> la religiosidad<br />

más profunda” 15 . De su ejemplar conducta y perfección quedan reflejos en<br />

La perfecta casada <strong>de</strong>l gran poeta agustino Fray Luis <strong>de</strong> León. Sin embargo,<br />

hay que matizar esta opinión porque la labor <strong>de</strong> la mujer que vivía en una al<strong>de</strong>a<br />

pequeña no se limitaba únicamente a rezar y a cuidar <strong>de</strong> la educación <strong>de</strong> sus hijos;<br />

también <strong>de</strong>bía trabajar porque estaba encargada <strong>de</strong> tareas complementarias,<br />

pero vitales <strong>de</strong> la economía familiar. En muchos casos sobre ella recaía la labor<br />

<strong>de</strong> elaboración y cocción <strong>de</strong>l pan, la confección <strong>de</strong> los vestidos <strong>de</strong> toda la familia,<br />

colaborando también en la fabricación <strong>de</strong> tejas y en el diario acarreo <strong>de</strong>l<br />

agua, e incluso en algunas tareas <strong>de</strong>l campo, sobre todo, en la recolección 16 .<br />

El campesino estaba sujeto a presiones que le hacían vivir con <strong>de</strong>sasosiego:<br />

impuestos gravosos a los cuales casi no podía respon<strong>de</strong>r, y malas cosechas que<br />

le obligaban a pedir dinero prestado y a hipotecar sus tierras.<br />

La religiosidad impregnaba todas las facetas <strong>de</strong> su vida, incluso el honor y la<br />

honra, dos conceptos tan significativos en la época, que se veían matizados por<br />

aquélla. Por el honor se sentía parte <strong>de</strong>l Imperio, y le hacía servidor <strong>de</strong> un Rey que<br />

a Libro 11º (fol. 206): “Yo don Crisanto <strong>de</strong> Pablo Rodríguez, teniente <strong>de</strong> cura <strong>de</strong> esta villa, bauticé solemnemente<br />

a una niña que se encontró y halló don José <strong>de</strong> Mesa, presbítero <strong>de</strong> esta villa, a la puerta <strong>de</strong> la ermita<br />

<strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> las Angustias, inmediato a esta villa, a la cual puse por nombre Francisca Soledad”.<br />

b Libro 11° (fol. 217 v.): “El 2 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1794 puse los santos óleos a una niña que se halló la noche antes<br />

en la calle Real <strong>de</strong> esta villa a la puerta <strong>de</strong>l maestro herrador Bernardo <strong>de</strong> Dios, metida en una espuerta sin<br />

cédula alguna que significara su naturaleza ni padres, la cual recibió agua <strong>de</strong> socorro en aquel instante que fue<br />

hallada /…/ se la puso por nombre Venancia <strong>de</strong> San Francisco”.<br />

c Libro 8º (fol. 156 v.): “El 30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1744 bauticé bajo condición a un niño que se halló puesto en<br />

un banco <strong>de</strong> un cazador y cerca <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong>l mesón que es propio <strong>de</strong> José López <strong>de</strong> Yela en la población <strong>de</strong><br />

esta villa, y fue el día 29 <strong>de</strong> dicho mes y año /…/”.<br />

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