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De Certeau, Michel La Invencion de Lo Cotidiano. 1 Artes de Hacer

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Una práctica impensable<br />

A<strong>de</strong>más, con la muerte en suspenso, el moribundo cae fuera <strong>de</strong> lo pensable,<br />

que se i<strong>de</strong>ntifica con lo que se pue<strong>de</strong> hacer. Al salir <strong>de</strong>l campo que circunscriben<br />

las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> intervención, entra en una región <strong>de</strong><br />

insignificancia. Nada pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse allí don<strong>de</strong> nada pue<strong>de</strong> hacerse. Junto<br />

con el ocioso, más que él, el moribundo es inmoral: uno, sujeto que no<br />

trabaja; el otro, objeto que ya no se ofrece a un trabajo; ambos intolerables<br />

en una sociedad don<strong>de</strong> la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> los sujetos en todas partes se<br />

compensa y se disfraza por la multiplicación <strong>de</strong> las tareas. Hizo falta el<br />

nazismo, lógico en su totalitarismo tecnocrétíco, para tratara los muertos<br />

y llevar los procedimientos <strong>de</strong> rentabilidad al límite que les opone, inerte,<br />

el cadáver.<br />

<strong>De</strong>ntro <strong>de</strong> esta combinación entre sujetos sin acción y operaciones<br />

sin autor, entre la angustia <strong>de</strong> los individuos y la administración <strong>de</strong><br />

las prácticas, el moribundo lleva la cuestión <strong>de</strong>l sujeto a la frontera extrema<br />

<strong>de</strong> la inacción, allí don<strong>de</strong> es la más impertinente y la menos tolerable.<br />

Entre nosotros, la ausencia <strong>de</strong>l trabajo es el sinsentido; hay que eliminar-­<br />

lo para que se continúe el discurso que incansablemente articula tareas y<br />

que construye el relato occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l "siempre hay algo que hacer". El<br />

moribundo es el lapsus <strong>de</strong> estediscurso. Es y sólo pue<strong>de</strong> ser obsceno. <strong>De</strong><br />

tal forma se encuentra censurado, privado <strong>de</strong> lenguaje, envuelto en una<br />

mortaja <strong>de</strong> silencio: innominable.<br />

<strong>La</strong> familia tampoco tiene nada que <strong>de</strong>cir. El enfermo le es errencado<br />

por la institución que se hace cargo no <strong>de</strong>l individuo, sino <strong>de</strong> su<br />

mal, objeto aislado, transformado o eliminado por los técnicos consagra~<br />

dos a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la salud como otros están encargados <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />

un or<strong>de</strong>n o <strong>de</strong> la limpieza. Expulsado <strong>de</strong> una sociedad que, conforme a<br />

las antiguas utopías, limpia sus calles y sus casas <strong>de</strong> todo lo que parasita<br />

la razón <strong>de</strong>l trabajo -los <strong>de</strong>sechos, la <strong>de</strong>lincuencia, las dolencias, la ve~<br />

jez-, el enfermo <strong>de</strong>be seguir su enfermedad alli don<strong>de</strong> se la trata, en las<br />

empresas especializadas don<strong>de</strong> pronto se transforma en un objeto cíentíneo<br />

y lingilistico ajeno a la vida y a la lengua cotidianas. Se le aparta en<br />

una <strong>de</strong> las zonas técnicas y secretas (los hospitales, las prisiones, los<br />

verte<strong>de</strong>ros) que aligeran a los vivos <strong>de</strong> todo lo que <strong>de</strong>tendría la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong><br />

la producción y <strong>de</strong>l consumo, y que, en la sombra don<strong>de</strong> nadie gusta<br />

penetrar, arreglan y escogen lo que pue<strong>de</strong> ser retomado a la superficie<br />

<strong>de</strong>l progreso. Retirado <strong>de</strong> la circulación en ese punto, se convierte en un<br />

<strong>de</strong>sconocido para los suyos. Yano se aloja en sus casas ni en sus hablas.<br />

Tal vez el exiliado volverá <strong>de</strong>l país extranjero <strong>de</strong>l que, en su paía<strong>de</strong>sconoce<br />

la lengua y que sólo podrá ser olvidado. Si no vuelve, permanecerá<br />

como un objeto lejano, no signífícable, <strong>de</strong> un trabajo y <strong>de</strong> un fracaso ímposibles<br />

<strong>de</strong> rastrear en el espacio y en el lenguaje familiar.

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