PERSPECTIVAS 128 - International Bureau of Education - Unesco
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Goldziher fue reconocido y admirado no sólo por colegas de todo el mundo sino<br />
también por alumnos musulmanes, hecho que arroja nueva luz sobre la afirmación de E. Said<br />
de que la finalidad de los estudios orientalistas efectuados en los países europeos era servir al<br />
imperialismo en contra de los pueblos de Oriente Medio. En 1911, Ahmad Fuad, miembro de<br />
la familia real de Egipto, acudió a Budapest a <strong>of</strong>recer a Goldziher la cátedra de filos<strong>of</strong>ía árabe<br />
de la Universidad de El Cairo. Aunque las autoridades austrohúngaras juzgaron oportuno que<br />
aceptara la invitación, Goldziher puso reparos, porque su ideal era una ciencia pura, apolítica,<br />
actitud que desde entonces ha tenido una gran influencia en el orientalismo húngaro. El<br />
interés por los idiomas orientales no estaba motivado en Hungría por aspiraciones políticas<br />
nacionales. Porque Hungría nunca ambicionó conquistar Oriente; antes bien, sucedía todo lo<br />
contrario, pues el país estaba expuesto a las <strong>of</strong>ensivas musulmanas. La realidad histórica y la<br />
conciencia de sus orígenes nómadas orientales incitaron a los húngaros a interesarse por las<br />
culturas orientales.<br />
Goldziher falleció sin que hubiese ningún discípulo capaz de ocupar el hueco que<br />
dejaba y su biblioteca fue vendida a Jerusalén. Fue el primer estudioso en romper con las<br />
enseñanzas prácticas tradicionales de los teólogos –que se remontaban a las tradiciones de las<br />
escuelas misionera y diplomática de Roma y Viena–, ajustándose a la tradición filológica<br />
europea, fundamentalmente alemana. Su labor no ha tenido continuación en el plano<br />
universitario en Budapest.<br />
Conforme a la tradición, el siguiente catedrático de árabe fue asimismo un especialista<br />
en lenguas semíticas. M. Kmoskó (1876-1931) procedía de un seminario católico, pero<br />
además había recibido una excelente formación filológica. Consagró su vida a los escritos de<br />
los Padres de la iglesia oriental redactados en siríaco, de los que preparó una edición en varios<br />
volúmenes que figuran en la Patrologia Orientalis de Migné. En tanto estudioso del árabe,<br />
investigó las crónicas siríacas y árabes referentes a la prehistoria nómada del pueblo húngaro.<br />
De ahí pasó a la geografía árabe (fue él quien señaló que Ibn Dasta, ignoto autor árabe de<br />
textos de geografía, era el conocidísimo Ibn Rusta). A diferencia de sus ediciones de textos<br />
siríacos, sus estudios sobre las crónicas y los escritores árabes de textos de geografía estaban<br />
escritos en húngaro y permanecieron inéditos, por lo que sus logros en el campo del arabismo<br />
son inaccesibles a los estudiosos.<br />
Kmoskó recolectó ingentes cantidades de materiales y escribió en húngaro el borrador<br />
de sus obras en grandes cuadernos, pero todos sus escritos quedaron inéditos. Los cuadernos<br />
se conservan en la biblioteca de la Academia de Ciencias Húngara y un grupo de<br />
investigadores de la Universidad de Szeged empezó a publicar este legado durante los últimos<br />
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