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PERSPECTIVAS 128 - International Bureau of Education - Unesco

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comprensión de las diferencias y coincidencias entre el islam y el cristianismo. Este tipo de<br />

ejercicios se encuentra sobre todo en las secciones que tratan del islam en cuanto religión y en<br />

las que se basan en la realidad cotidiana, y son pertinentes para los alumnos musulmanes que<br />

residen en Alemania. A menudo se les pide a los estudiantes que realicen indagaciones acerca<br />

de la vida de los musulmanes en su propio entorno.<br />

Como en algunas escuelas la proporción de alumnos musulmanes es alta –la región del<br />

Rin Septentrional-Westphalia es buen ejemplo de ello– y va en constante aumento, la atención<br />

se ha orientado a la situación de los alumnos musulmanes. En particular, los manuales<br />

escolares de esa región han integrado ya a los alumnos musulmanes en los textos y las tareas<br />

docentes.<br />

Hasta el día de hoy, el alumno musulmán ha figurado en los ejercicios como un<br />

forastero que sirve de “experto” o es blanco de las preguntas relativas a la religión. Por<br />

desgracia, esta tendencia aún persiste. Cuando los alumnos musulmanes desempeñan este<br />

papel, dejan de formar parte de la clase, puesto que se los considera “exóticos” y “diferentes”.<br />

Cuando a un niño musulmán se le pide que hable de su religión en la cotidianeidad, es difícil<br />

evitar las preguntas acerca de la vida privada e incluso las que vulneran la intimidad de la<br />

familia. Aun cuando se formulen sin animus injuriandi, estas preguntas pueden <strong>of</strong>ender muy<br />

gravemente (la autora lo afirma por experiencia propia). Existe el riesgo de que esas<br />

indagaciones se conviertan en un “interrogatorio” regular y que resulten inútiles para<br />

fomentar la comprensión.<br />

De igual modo, es poco edificante designar a un alumno como experto en el islam. Un<br />

muchacho de 15 años de edad, por ejemplo, puede verse metido en camisa de once varas si<br />

intenta explicar el papel de la mujer o la yihad. La única manera de superar esa situación<br />

incómoda de ser incapaz de responder o de sólo poder hacerlo a medias, es cuando el alumno<br />

posee conocimientos de la ley islámica, lo que a esa edad resulta muy poco probable. De<br />

hecho, el alumno ya suele perder pie cuando se le pide que comente la historia del islam o que<br />

cuente algo de su “país natal”.<br />

Por desgracia, la división de la clase entre “ellos” y “nosotros” es cada vez más<br />

evidente. Los ejercicios del tipo “pregúntenles a sus compañeros musulmanes” son<br />

intrínsecamente discriminatorios. Las aulas no deberían dividirse entre musulmanes y<br />

cristianos. Si esta segregación se produce, se corre el riesgo de que luego se mantenga fuera<br />

de la clase. Además, esta separación refuerza las estructuras jerárquicas, lo que hace<br />

imposible la coexistencia pacífica. Cuando la tarea consiste en indagar sobre los musulmanes<br />

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