La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero
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marca de atraso o de inferioridad, hay que considerarla como la más<br />
afortunada y favorable circunstancia para que se afirme y extienda la vocación<br />
de Nuevo Mundo que ha estado asociada desde el inicio al destino americano’.<br />
(8)<br />
Esta inquieta búsqueda de identidad, que tanto ha consternado a buen<br />
número de nuestros más notables espíritus en el terreno intelectual y político<br />
no tiene en sí misma nada de malo, es particular sí se dirige, como ya dije, a<br />
rescatar, preservar y enaltecer -sin ánimo provinciano o folklorismo chovinista-<br />
nuestros valores culturales. El problema, repito, empieza cuando, siguiendo esa<br />
vía, se llega a la conclusión de que nuestra identidad es incompatible con los<br />
valores occidentales que fundamentan las sociedades liberales, y que<br />
requerimos una salida propia pues ‘<strong>La</strong> América ibera’ -como escribe Leopoldo<br />
Zea- “deberá seguir sus... caminos, tal y como lo hicieron los pueblos<br />
modernos, y crecer de acuerdo con ellos. Así lo hicieron los pueblos sajones<br />
que han crecido atendiendo a su espíritu individualista y libre. Los íberos<br />
también podrán hacerlo atendiendo a su viejo sentido comunal. . <strong>La</strong> América<br />
Íbera no, podrá actuar en función de ideas propias de los sajones, por buenas<br />
que éstas sean; tiene que atender, en primer lugar, a su realidad y modo de ser<br />
... Bolívar (sabía) de la diversa constitución de los pueblos sajones, de los<br />
pueblos modernos, frente a los pueblos de origen íbero. Los primeros han<br />
hecho al individuo el centro de sus relaciones; los segundos sólo podrán<br />
apoyarse en su sentido de comunidad que les es implícito”. (9) Nótese que en<br />
este pasaje se establece, casi explícitamente, una presunta diferencia entre la<br />
libertad sajona y otra libertad Íbera, sin que quede claro en qué consiste<br />
exactamente. Se nos habla de un espíritu comunitario, que supuestamente es<br />
por sobre todo patrimonio de los pueblos íberos, pero tampoco se nos explica<br />
de qué se trata en concreto tal sentimiento de comunidad. De hecho, este<br />
párrafo -que es típico de toda una línea de análisis sobre la identidad<br />
<strong>La</strong>tinoamericana- no sólo distorsiona la historia sino que también ofrece una<br />
interpretación equivocada <strong>del</strong> pensamiento de Bolívar sobre el tema. Si de<br />
comunidad se trata, es en países como Gran Bretaña y los Estados Unidos<br />
donde más se han desarrollado las formas de gobierno local; éstas son además<br />
sociedades que han dado amplias muestras de solidaridad a lo largo de su<br />
evolución histórica. En cambio, y por duro que sea admitirlo, tanto España<br />
como las naciones <strong>La</strong>tinoamericanas se han caracterizado por sus divisiones,<br />
querellas y desgarramientos internos y entre si mismas. Por ello Ortega y<br />
Gasset apuntaba que la falta de solidaridad, ese “no sentirse parte de un todo”,<br />
marca la decadencia de las sociedades hispánicas. (l0)<br />
_________________<br />
(8) Arturo Uslar Pietri, En Busca <strong>del</strong> Nuevo Mundo, Fondo de Cultura Económica, México,<br />
1969, pp. 9, 25. Puede verse también el ensayo de Leopoldo Zea, América <strong>La</strong>tina y el Mundo,<br />
Eudeba, Buenos Aires, 1965, pp. 5-18, 67-80, y Paz, p. 17<br />
(9) Leopoldo Zea, América en la Historia, Ediciones de la Revista de Occidente, Madrid,<br />
1970, pp. 253-254 (EnfasiS A.R.)<br />
(10) Citado por Rangel, Del Buen Salvaje..., pp. 186-187