La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero
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Si bien es común referirse a los problemas económicos de los países<br />
subdesarrollados o en vías de desarrollo, no hay que olvidar en ningún<br />
momento que de hecho los sujetos y objetos <strong>del</strong> desarrollo son pueblos, es<br />
decir, grupos humanos concretos, cuyas posibilidades y perspectivas en el<br />
campo <strong>del</strong> progreso material dependen esencialmente de sus creencias y<br />
modos de conducta. Para expresarlo de otra forma, en una economía<br />
compuesta por “gente cuyas necesidades materiales hay que satisfacer, es el<br />
desempeño económico de la gente el que a su vez determina la tasa de avance<br />
de la economía”. (6) El progreso material de un pueblo requiere la adopción de<br />
una mentalidad ajustada a ese objetivo, y la revisión de creencias, actitudes y<br />
modos de conducta adversos al mismo. Es un hecho absolutamente<br />
incontrovertible que en amplias zonas <strong>del</strong> así denominado mundo<br />
subdesarrollado predominan entre los individuos actitudes, costumbres e<br />
instituciones distintas y con frecuencia antagónicas a las que han determinado<br />
el progreso material en otras partes, incluyendo el de varios países y grupos<br />
humanos en el Tercer Mundo, lo cual indica que el progreso material no es<br />
exclusivo al Hemisferio Norte <strong>del</strong> globo. (7) <strong>La</strong> realidad de que es la gente, sus<br />
cualidades personales, sus formas de organizarse social y políticamente,<br />
motivaciones y actitudes las que determinan primariamente su progreso<br />
económico -con los recursos naturales y el acceso a oportunidades externas<br />
jugando un papel secundario-, esa realidad, repito, invalida la tesis de que<br />
existe un “círculo vicioso de la pobreza” de que “la gente es pobre porque es<br />
pobre”, y de que las naciones atrasadas no pueden superarse porque su<br />
producción es tan baja que les resulta imposible reservar una parte para<br />
capitalización e inversión, que les permita aumentar su nivel de vida!’. (8) Si<br />
semejante aseveración fuese cierta, ¿cómo explicar entonces el hecho de que<br />
numerosos individuos, grupos y comunidades alrededor <strong>del</strong> mundo han salido<br />
de la pobreza a través de la creación de riqueza por el trabajo y la ingeniosidad,<br />
aún en países pobres? Otros pueblos, en cambio, a pesar de encontrarse<br />
rodeados de recursos naturales -tierra cultivable, minerales, agua, etc.-, no han<br />
logrado ese progreso, pues la explotación de estos recursos y de las<br />
oportunidades económicas depende de actitudes que no son universales. <strong>La</strong><br />
tesis <strong>del</strong> círculo vicioso de la pobreza es también obviamente refutada por la<br />
existencia concreta de países desarrollados, todos los cuales empezaron pobres,<br />
con bajos ingresos per capita y muy reducidos niveles de capital acumulado -es<br />
decir, con los rasgos que hoy en día caracterizan a numerosos países<br />
subdesarrollados. Sin embargo, esos países “han avanzado, usualmente sin<br />
__________________<br />
(6) Bauer, Dissent..., pp. 74-75<br />
(7) Sobre el caso <strong>del</strong> África, véase P.T. Bauer, “Broadcasting the Liberal<br />
Death WisW’, en Equality, The Third World, and Economic Delusion,<br />
Methuen, London, 1981, pp. 191-211<br />
(8) Paul Samuelson, Economics, (2 nd edition), New York, 195 1, p. 49