La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero
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A mi modo de ver, esto último ha ocurrido con frecuencia en el caso<br />
venezolano, donde el siempre creciente intervencionismo estatal, en lugar de<br />
desprendemos paulatinamente de la dependencia <strong>del</strong> petróleo, ha llevado la<br />
economía a una situación en que se combinan la inflación, el desempleo, el<br />
endeudamiento, la ineficacia, la falta de competitividad y la ausencia de un<br />
aparato productivo dinámico y no-rentista.<br />
Nuestra idolatría <strong>del</strong> Estado le ha dado igualmente al término planificación un<br />
carácter casi -místico en el marco de la ideología económica predominante. Al<br />
respecto, es indispensable aclarar que existen dos concepciones muy distintas<br />
de lo que debe entenderse por planificación. Si por planificación -cito de nuevo<br />
a Dubuc- “se entiende la evaluación consciente de fines, la escogencia racional<br />
de los medios y la previsión de las consecuencias no intencionales de las<br />
acciones humanas cuyos efectos negativos se quieran evitar, entonces es<br />
altamente recomendable que cada uno de los agentes económicos planifique<br />
cuidadosamente sus actividades ... Pero si por planificación se entiende el<br />
propósito de dirigir y controlar la vida económica de la sociedad dé acuerdo a<br />
un plan preestablecido entonces ante un absurdo total; (en vista de) lo<br />
extremadamente diversificado y complejo de la interacción de los numerosos<br />
agentes y fenómenos que intervienen en la vida económica, ninguna oficina de<br />
planificación es capaz de ensamblar toda la información detallada y pertinente<br />
que le es exclusivamente accesible y conocida a cada agente económico en<br />
particular, por más funcionarios y computadores que dicha oficina puede<br />
utilizar. <strong>La</strong>s instrucciones emanadas de la oficina de planificación serán<br />
inevitablemente insuficientes y causarán todo tipo de distorsiones en el proceso<br />
productivo, mientras que los agentes económicos se verán impedidos de<br />
desarrollar su propia iniciativa y capacidad, Todo esto hace de la planificación<br />
central un obstáculo fatal a la eficiencia y al dinamismo de las actividades<br />
productivas, además <strong>del</strong> enorme desperdicio de energías humanas y recursos<br />
materiales que el funcionamiento de tal oficina de planificación trae consigo”. (20)<br />
¿No es esto acaso lo que ha tenido lugar en Venezuela? En nuestro país se<br />
idolatra la idea de planificación en este sentido amplio, con serias<br />
consecuencias para la economía como un todo, y ya es hora de cuestionar este<br />
otro gran mito socializante de la ideología política <strong>del</strong> <strong>populismo</strong>. <strong>La</strong> verdad es<br />
que el sólo volumen y la desmesurada ambición de nuestros Planes de la<br />
Nación los hace incomprensibles, indigeribles e impracticables para la mayoría<br />
de los agentes económicos que, presuntamente, tendrían que implementarlos.<br />
No obstante, esto no quiere decir que semejantes, Planes no hayan sido, y<br />
sean, profundamente dañinos en ocasiones. Precisamente, debido al enorme<br />
__________________<br />
(20) Ibid.