La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero
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Con no poca frecuencia, a partir de allí se pasa a la promoción de medidas<br />
coercitivas para moldear el medio ambiente económico doméstico -a través de<br />
un creciente intervencionismo estatal-, e internacional -mediante la planificación<br />
global que sugieren los proponentes de un Nuevo Orden Económico<br />
Internacional. En el fondo, la tesis de la dependencia no es sino una versión<br />
más moderna de las desprestigiadas ideas leninistas sobre las causas y<br />
consecuencias de la expansión global de las economías industrializadas. (22) El<br />
resultado práctico de la tesis es la sustitución de los mecanismos de mercado<br />
en los planos doméstico e internacional por diversas formas de control estatal,<br />
a lo que añade, por supuesto, la hostilidad a la iniciativa individual, el<br />
menosprecio a las libertades formales, y la adopción -abierta o soterrada- de la<br />
mitología socialista.<br />
En la Tercera Parte de este libro tendré ocasión de retomar el tema de las<br />
relaciones Norte-Sur, el Nuevo Orden Económico Internacional, los términos de<br />
intercambio comercial y el funcionamiento <strong>del</strong> mercado a nivel global. Allí<br />
también me referiré a las medidas -realistas y eficaces, no demagógicas- que<br />
podría tomar el Norte para favorecer el progreso material <strong>del</strong> mundo en vías de<br />
desarrollo; pero todo esto requiere una consideración previa -que haré ahora-<br />
<strong>del</strong> problema de la ayuda exterior y su impacto sobre nuestros países.<br />
Por fortuna, Venezuela ni ha pedido ni ha necesitado ayuda económica de<br />
otros países por mucho tiempo, no obstante, hemos sido fervientes defensores<br />
<strong>del</strong> principio de la ayuda exterior de los países ricos a los más débiles en<br />
numerosos foros internacionales, y hemos, además, dado ayuda a diversos<br />
países <strong>del</strong> área centroamericana y <strong>del</strong> Caribe así como de la región<br />
sudamericana. <strong>La</strong> cuestión de la ayuda exterior es espinosa, y al igual que<br />
lade1nuevo orden internacional está llena de trampas ideológicas. Por ello debo<br />
dejar claro que no me refiero acá a la ayuda que se presta en caso de<br />
desastres naturales, como terremotos, hambrunas, y otras tragedias<br />
En efecto, en nuestro medio -y en general, en el Tercer Mundo -se acepta a<br />
manera de dogma incuestionable, por un lado, que la ayuda exterior no es un<br />
asunto que compete a la voluntad de los Estados que la conceden sino que es<br />
un derecho de los que la reciben y un deber para los que la dan, y por otro lado<br />
se acepta como artículo de fe que la ayuda exterior es beneficiosa para el<br />
desarrollo. Ambas suposiciones son sin embargo erróneas. Tomemos como<br />
ejemplo, para ilustrar uno de los puntos mencionados, las siguientes ideas <strong>del</strong><br />
ex-Presidente Caldera, según las cuales los países con mayor capacidad<br />
económica “están obligados a ayudarnos”, que los pueblos a quienes la<br />
Providencia o la fortuna, o el esfuerzo también, dieron un grado más avanzado<br />
en el desarrollo de la técnica y de la economía tienen deberes que cumplir y no<br />
dádivas que conceder frente a los países menos desarrollados!’ .(23 )<br />
___________________<br />
(22) Lenin formuló sus planteamientos en tomo al tema en su conocido trabajo El<br />
Imperialismo: Fase Superior <strong>del</strong> Capitalismo. Este es un ensayo de gran efectividad política,<br />
pero de escaso valor teórico<br />
(23) Caldera, ob. cit., pp. 85, 181-2