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La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero

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actividades que por naturaleza le competen en vista de las dificultades que<br />

tienen los individuos para ejecutarlas por sí mismos, y todo esto con el objeto<br />

no de aumentar y perpetuar esas dificultades sino de corregirlas y reducirlas...<br />

la acción <strong>del</strong> gobierno... debe dirigirse en la medida de lo posible a acrecentar<br />

la capacidad de los ciudadanos para llevar a cabo grandes tareas a través de la<br />

iniciativa individual y de la cooperación voluntaria’. (22) En concreto, la<br />

intervención <strong>del</strong> estado en la vida económica debería orientarse a realizar<br />

eficientemente las siguientes (y en lo posible, no otras) tareas: a) <strong>La</strong> ejecución<br />

de obras de infraestructura económica y social que no puedan ser llevadas a<br />

cabo apropiadamente por la iniciativa privada, pero sin establecer por ello un<br />

monopolio <strong>del</strong> sector público. b) Llevar a<strong>del</strong>ante una política monetaria austera<br />

y estable, incrementando mesuradamente la oferta de dinero de acuerdo a las<br />

posibilidades - reales de la economía, a objeto de controlar lo más férreamente<br />

posible los procesos inflacionarios. e) Crear y administrar un régimen tributario<br />

a la vez sencillo, estable, seguro, y moderado, que mantenga un equilibrio<br />

entre los requerimientos públicos y el derecho de los individuos a disponer<br />

libremente <strong>del</strong> fruto de su actividad económica. d) Implementar una política<br />

económica global fundamentada en una correcta apreciación <strong>del</strong> significado <strong>del</strong><br />

mercado y la competencia, y que estimule las condiciones para que éstos<br />

produzcan los resultados más eficientes y beneficiosos para la sociedad como<br />

un todo. (23) Hay que tener muy claro que todas estas funciones son<br />

extremadamente complejas, y su eficaz realización exige una gran competencia<br />

y honestidad. No se trata, por tanto, de rechazar de plano el intervencionismo<br />

<strong>del</strong> Estado en la economía, sino de orientarlo hacia aquellos ámbitos donde su<br />

acción puede verdaderamente estimular la actividad productiva de los<br />

individuos y empresas, en lugar de obstaculizarla y minimizarla todo el tiempo.<br />

Ciertamente, Acción Democrática y Copei han reiterado numerosas veces<br />

su compromiso de proteger una economía mixta, que armonice en forma<br />

balanceada la ventajas comparativas de los sectores público y privado. Estas<br />

pueden haber sido, tal vez, las intenciones de nuestro liderazgo político, pero<br />

como ya tuve ocasión de señalar, las políticas que sucesivos gobiernos han<br />

a<strong>del</strong>antado en los terrenos económico, social, y con respecto a la estructura y<br />

funciones <strong>del</strong> Estado y los partidos no han hecho sino acentuar el carácter<br />

estatista de nuestra economía y su dependencia de la renta petrolera. Esto ha<br />

traído como consecuencia un paulatino deterioro en nuestro medio -en todas<br />

las esferas de la vida ciudadana- <strong>del</strong> principio liberal básico según el cual el<br />

gobierno mismo debe ser limitado., pues ésta es la única manera de proteger<br />

un espacio seguro para la libertad de los individuos. En vista de que la vida<br />

concreta de la gente constantemente exige cálculos económicos, que son<br />

indispensables hasta para satisfacer aspiraciones y metas no-económicas, no es<br />

posible separar ambas realidades y objetivos con precisión. Esto significa que si<br />

el Estado acrecienta su control sobre el proceso económico inevitablemente<br />

_______________<br />

(22) John Stuart Mill, Principles of Political Economy, Longinans, London, 1848, p.978.<br />

(23) Véase: Dubuc, pp. 14-15.

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