La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero
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han dado forma al país que tenemos. Si las ideas y el estilo político que han<br />
conducido la acción de nuestros dirigentes a todos los niveles hubiesen sido<br />
otras, si las concepciones que han determinado la manera en que se ha<br />
realizado el gasto de la renta petrolera y el marco político-económico resultante<br />
hubiesen tenido una naturaleza no- populista, casi seguramente -estoy<br />
convencido de ello- la situación presente de Venezuela no sería tan en extremo<br />
inquietante como de hecho lo es.<br />
Aquí valdría quizás la pena abrir un breve paréntesis metodológico, para<br />
tratar de afinar aún más el planteamiento que he venido haciendo en los<br />
párrafos precedentes. Es bien sabido que el materialismo histórico marxista<br />
enfatiza la importancia de los factores objetivos de tipo socio económico en la<br />
evolución de los asuntos humanos. Como lo formuló Marx en el Prefacio a su<br />
obra Contribución a la Crítica de la Economía Política, “El modo de producción<br />
de la vida material condiciona en términos generales el desarrollo social, político<br />
e intelectual de los grupos humanos. No es la conciencia de los hombres la que<br />
determina su ser, sino que es su ser social el que determina su conciencia”. 7<br />
Dicho en otra forma, si bien Marx no negó el papel de las ideas y de la voluntad<br />
humana como elementos <strong>del</strong> cambio histórico, su visión de la evolución social<br />
atribuye una influencia preponderante a los condicionamientos económicos.<br />
Max Weber, por otra parte, ofreció en su gran obra sobre <strong>La</strong> Ética Protestante y<br />
el Espíritu <strong>del</strong> Capitalismo una versión de la historia que difiere<br />
significativamente de la de Marx, en cuanto que Weber quiso “contribuir a la<br />
comprensión de la forma en que las ideas se convierten en efectivas fuerzas<br />
históricas”, mediante la comprobación de que la Reforma protestante y la<br />
aparición de las actitudes que abrieron las puertas al nacimiento <strong>del</strong> modo de<br />
producción capitalista no pueden ser explicadas como “el resultado<br />
históricamente necesario” de transformaciones económicas anteriores. 8 En<br />
otras palabras, Weber mostró con gran originalidad y lucidez que las ideas y<br />
actitudes de los seres humanos sobre sí mismos y el ambiente que les rodea,<br />
son capaces de motorizar trasformaciones que no estaban implícitas en el<br />
contexto en que se desenvolvían sus actividades, dando así amplio espacio a la<br />
creatividad histórica.<br />
Desde luego, tanto la tesis de Marx como los postulados de Weber, llevados a<br />
un extremo, pueden conducir a posturas dogmáticas que en lugar de explicar la<br />
realidad contribuyen más bien a ocultarla <strong>del</strong> análisis crítico. No obstante, es<br />
claro que los aportes de Weber introdujeron correctivos importantes a las<br />
tendencias deterministas que se encuentran hondamente arraigadas en el<br />
pensamiento de Marx y en el de muchos de sus discípulos. Por esto, aplicando<br />
las enseñanzas de esta polémica metodológica en las ciencias sociales al tema<br />
que ahora me ocupa, he intentado plantear que es un error creer que el rumbo<br />
que ha seguido la democracia venezolana en los campos socioeconómico,<br />
político e ideológico, estaba inevitablemente definido en un presunto carácter<br />
determinista <strong>del</strong> factor petrolero. Si bien el petróleo creó la posibilidad de que<br />
Venezuela tomase el camino que ha tomado, el hecho de que nuestros<br />
7<br />
Karl Marx and F. Engels , Selected Works, <strong>La</strong>wrence & Wishart, London, 1968, p. 182<br />
8<br />
Max Weber, The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism, Allen & Unwin, London, 1976,<br />
pp. 90-91