La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero
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al ciudadano común y corriente, así como renovar los enrevesados y oxidados<br />
andamios en que se sustenta nuestro sistema de administrar justicia. <strong>La</strong>s leyes<br />
son palabras vacías sin la posibilidad de una pronta, eficaz y justa sanción que<br />
las respalde. Es aquí donde reside el secreto de las democracias avanzadas: en<br />
su capacidad de hacer cumplir sus leyes la mayor parte <strong>del</strong> tiempo y en el<br />
mayor número de casos. Lo demás, en una sociedad libre, se da por añadidura.<br />
Para recapitular: he argumentado que la mejor sociedad a que<br />
razonablemente podemos aspirar -tanto desde un punto de vista ético como<br />
práctico- es aquélla que extiende el máximo posible de libertada sus miembros;<br />
que este máximo de libertad no implica la ausencia de limitaciones, y sólo<br />
puede ser creado y sostenido dentro de un orden institucional diseñado con ese<br />
propósito y controlado por un Estado sujeto, a su vez, por la libre voluntad de<br />
los ciudadanos. Este control exige que el Estado se ocupe de los problemas<br />
colectivos, particularmente de hacer cumplir las leyes, normas, y reglas que<br />
conforman el ordenamiento institucional de una sociedad libre. <strong>La</strong> cuestión <strong>del</strong><br />
intervencionismo <strong>del</strong> Estado no debe verse en términos extremos, pues el<br />
excesivo intervencionismo ahoga la libertad, y su total ausencia es el preludio<br />
de la anarquía. <strong>La</strong> vía más apta para minimizar ambos peligros es preservar,<br />
como el eje institucional de la sociedad, medios constitucionales que hagan<br />
posible la legítima sustitución de los gobiernos y la implementación de nuevas<br />
políticas; y cualquier intento por parte de individuos o grupos desafectos de<br />
reemplazar estos mecanismos por otros de naturaleza autoritaria debe ser<br />
resistido, hasta por la fuerza si ello se considera necesario, pues las únicas<br />
metas no-tiránicas que pueden tener la fuerza y la violencia en una sociedad es<br />
la defensa de instituciones libres donde éstas ya existen, y su establecimiento<br />
donde aún no estén vigentes”. (23)<br />
Tal vez el reto de abandonar por completo el lenguaje <strong>del</strong> <strong>populismo</strong> es<br />
todavía excesivo para nuestros líderes políticos; sin embargo Venezuela es una<br />
sociedad en la que aún impera -a pesar de todas las dificultades- un amplio<br />
espacio para la libertad, y por ello es posible aspirar a un cambio de actitud en<br />
un futuro cercano, cuando los dirigentes <strong>del</strong> país aprendan a tratar a los<br />
ciudadanos como adultos capaces de ejercer el derecho a ser libres, y no como<br />
niños dependientes <strong>del</strong> paternalismo estatal.<br />
______________<br />
23 Magee, pp. 82-83