La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero
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el aprendizaje que a través de ellos las mayorías van haciendo sobre la más<br />
adecuada forma y medida en que debe producirse, su participación y su<br />
control”. (14) Sin embargo, este argumento se derrumba ante la realidad de la<br />
destrucción socialista -súbita o paulatina de la economía de mercado y de<br />
aquella esfera privada <strong>del</strong> individuo a partir de donde le es posible ejercerla<br />
libertad económica, y su sustitución efectiva por una economía colectivizada. De<br />
manera que sí es posible dibujar la forma concreta en que un proceso de<br />
implantación socialista se desenvuelve, y existen numerosos ejemplos que<br />
permiten estudiarlo. Para citar de nuevo a Carlos Rangel: “Quienes,<br />
autocalificándose de ‘socialistas no comparten ese proyecto (de colectivización,<br />
AR) teóricamente o, habiendo gobernado, no han intentado estatificar los<br />
medios de producción, no son socialistas genuinos... Es cierto que los<br />
socialistas autocalificados de democráticos y los socialdemócratas, se<br />
encuentran unos y otros empeñados sinceramente en mantenerlas llamadas<br />
‘libertades burguesas’, y se encuentran por lo mismo todos obligados a<br />
proceder de manera reformista y no ‘revolucionaria’ cuando acceden al<br />
gobierno... Sin embargo, a partir de allí han ensanchado el área de<br />
competencia directa <strong>del</strong> Estado en la vida de sus respectivas naciones, de<br />
diversas maneras... Finalmente estos socialistas democráticos y<br />
socialdemócratas han terminado por extender la jurisdicción y los poderes<br />
directos <strong>del</strong> Estado en tal escala y con tal desmedida pretensión de dirigir la<br />
economía, que podría darse que en efecto logren hacer caer a sus sociedades<br />
en el Socialismo, no por la guerra civil o por el golpe de Estado Leninista como<br />
proponen los socialistas rigurosos, sino por la reducción gradual, primero lenta<br />
pero luego galopante <strong>del</strong> área de funcionamiento de la economía de mercado, y<br />
la consiguiente asfixia primero de la libertad económica y luego<br />
ineluctablemente de la libertad política. (15) El resultado de estos procesos no<br />
sería menos calamitoso que el ya existente en los países donde impera el<br />
socialismo Tea], pues la imposición sobre toda la sociedad de una finalidad<br />
determinada, y la colectivización de la economía, llevan forzosamente a un<br />
sistema productivo altamente ineficiente y a un orden político necesariamente<br />
coercitivo, que ahoga las libertades individuales y favorece los intereses de los<br />
políticos y burócratas que controlan la socialización. Hay que añadir, de paso,<br />
que los socialistas democráticos venezolanos no parecen haber resuelto todavía<br />
el dilema entre reforma o revolución, y con frecuencia se les oye decir que -en<br />
los términos <strong>del</strong> economista D. F. Maza Zavala- “hay necesidad de una<br />
transformación fundamental de la economía y la sociedad, hay necesidad de un<br />
nuevo orden en Venezuela”, y ello “no será posible sin un proceso<br />
revolucionario, sin la subversión <strong>del</strong> sistema establecido (16) ya que su mo<strong>del</strong>o<br />
de sociedad significará -de acuerdo al artículo 1 de los estatutos <strong>del</strong> así llamado<br />
Movimiento al Socialismo- la revolución integral de la vida”.<br />
________________<br />
(14) Urbaneja, p. 22<br />
(15) Rangel, pp. 50-52<br />
(16) D. F. Maza Zavala, “Reflexiones sobre un Mo<strong>del</strong>o Alternativo de Desarrollo para Venezuela’,<br />
Nueva Sociedad, Caracas, N* 53, 1981,pp.40,47