07.05.2013 Views

La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero

La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero

La miseria del populismo (1986) - Aníbal Romero

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

diferentes a las desigualdades que existen en las sociedades socialistas o<br />

autoritarias en general. En el primer caso, si se trata de sociedades<br />

democráticas con una vigorosa economía de mercado, se generarán<br />

desigualdades que serán principalmente producto de fuerzas impersonales, de<br />

las diferencias en talento y productividad de las personas; las sociedades<br />

colectivizadas, en cambio, producen desigualdades que son el resultado de<br />

jerarquías políticas inflexibles y de mecanismos económicos sometidos a una<br />

dirección centralizada En este caso las desigualdades son consecuencia de<br />

estructuras que aplastan al individuo; en una sociedad libre las desigualdades<br />

se derivan <strong>del</strong> funcionamiento de estructuras que dejan espacio al individuo<br />

para el despliegue de sus potencialidades. Esta, lamentablemente, no es la<br />

situación existente en Venezuela,’a causa <strong>del</strong> estatismo y la excesiva influencia<br />

partidista, que crean privilegios clientelares en todos los ámbitos de la vida<br />

ciudadana.<br />

Desde luego, un Estado democrático tiene el deber moral de ocuparse de los<br />

miembros más débiles e infortunados de la sociedad. Mas esta protección <strong>del</strong><br />

Estado a los menos favorecidos debe canalizarse en el sentido de contribuir a<br />

crear el marco institucional -económico, jurídico, y educativo- que permita a las<br />

personas superarse por sí mismas. Esto es distinto a los programas de<br />

redistribución de la riqueza de que hablan muchos de nuestros políticos. En la<br />

práctica, y en particular dentro de nuestro contexto populista, esos “programas<br />

distributivos” se transforman en un proceso totalmente arbitrario en el que un<br />

grupo reducido de políticos y funcionarios públicos traspasan caprichosamente<br />

recursos de unos grupos de la población a otros. <strong>La</strong> intensificación de los<br />

llamados programas distributivos engendraría una gran desigualdad en las<br />

atribuciones y usos <strong>del</strong> poder político en favor de quienes controlasen el<br />

aparato de transferencia de recursos. Esas personas tendrían entonces el<br />

camino abierto para explotar dicho poder y concederse a ellas mismas<br />

privilegios materiales”. (24) Esto es, de hecho, lo que ha ocurrido en todas<br />

partes donde el Estado, en lugar de estimular una economía de mercado y un<br />

marco jurídico de leyes y reglas comunes y de igual aplicación para el conjunto<br />

de la ciudadanía, ha acrecentado sistemáticamente su poderío económico y sus<br />

atribuciones distributivistas -y Venezuela no es, como sabemos, una excepción.<br />

Nuestro problema esencial no es la injusta distribución de la riqueza sino la<br />

existencia de una economía y una mentalidad nacional rentistas que le cierran<br />

el paso a un desarrollo efectivo, y contribuyen decisivamente al deterioro de<br />

nuestro orden político.<br />

En suma, si bien admito que la idea de justicia social tiene un contenido<br />

intuitivo que responde en muchos casos a la honesta y legítima inquietud por<br />

las desigualdades e infortunios de que padecen gran número de venezolanos,<br />

creo, también, que hay que evitar caer en ingenuidades en el análisis de un<br />

problema clave para el país, que es el de la vía más eficiente para enfrentar<br />

___________<br />

(24) Dubuc, “El Programa”..., p. 17.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!