11.05.2013 Views

DESCARGAR TOMO-3.pdf - Cinosargo

DESCARGAR TOMO-3.pdf - Cinosargo

DESCARGAR TOMO-3.pdf - Cinosargo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ARTURO BORDA<br />

Sí, compañeros, porque ha llegado a tal condición,<br />

que cualquier individuo, por idiota que sea, al igual que el<br />

más sabio, —lo vemos a diario— se supone, inconscientemente<br />

ya, por la fuerza del hecho secular, perfectamente autorizado para<br />

salir a la calle y emprender a bofetones y puntapiés con el primer<br />

indígena que halle a mano. Y todos obramos así, sin más ni más,<br />

descansando en la convicción de que el indio se callará,<br />

mordiendo su corazón, toda vez que sabe, a conciencia, que<br />

jamás ha de hallar justicia<br />

en ninguna autoridad, sea divina o humana.<br />

La América es testigo.<br />

En verdad: el indio aguantará todos los bofetones<br />

posibles, sin que clave instantáneamente una puñalada al<br />

ofensor, como obraría cualesquiera de nosotros, cualesquiera<br />

que tenga una gota de sangre en sus arterias, si alguno<br />

osase tocarnos siquiera sea con un dedo. Tal procede<br />

quien se estima como hombre. Pues basta saber que si se<br />

le atracase un simple papirote al primer clérigo o fraile<br />

que pase —esto nos demuestra la experiencia diaria— ese<br />

clérigo o fraile, pirrándose en su Cristo, emprenderá a golpe<br />

limpio con el ofensor, sin embargo de que con la doctrina<br />

cristiana han humillado hasta lo inconcebible el espíritu<br />

aborigen.<br />

Sí, sólo la infamia de una civilización ultraoceánica,<br />

angurrienta de oro, pudo haber consumado tanta ignominia,<br />

en nombre de un dios humildemente sanguinario, habiendo<br />

continuado con ese envenenamiento o paralización<br />

racial, la pseudocivilización del mestizo citramontano, de<br />

aquel cuya humillación no hizo sino cambiar de lado, hacia<br />

su cacique.<br />

Sí, nosotros que contemplamos impasibles en el aborigen<br />

ese lento asesinato del hombre, somos cómplices de<br />

lesa humanidad, siendo los gobiernos, por su patronato,<br />

reos de infamia ante la historia de América, por no hacer<br />

nada efectivo para redimir a sus conciudadanos. Y esto es<br />

verdad. Se considera como ciudadanos a los aborígenes, para<br />

mayor sarcasmo, de modo absolutamente único como elemento<br />

numérico para elecciones; para lo único también que<br />

— 980 —

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!