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EL LOCO<br />

sembrando el odio en nuestro espíritu y en nuestra sangre,<br />

como los moros y otros en ellos. Y pretenden la reconquista<br />

de América, burlando los resquicios de las doctrinas de<br />

Drago, de Artigas y Monroe, y de cada Presidente de<br />

República y de cada ciudadano americano? Y más que todo<br />

eso todavía ¿burlando los intereses del porvenir de América?<br />

Inocente y delicioso. Cómo se ve que aún nos creen<br />

salvajes.<br />

No señores; será a la América a quien ahora le<br />

corresponda hacer colonias de América a Inglaterra y a España<br />

y a Portugal, colonias industriales o comerciales. Sí,<br />

Nonato Iberiades, yo, Arauco Huáscar, te digo esto, para<br />

que guardes en tu conciencia como el testamento de la<br />

América colonial. En la América no aceptaremos ni la<br />

intromisión de los dioses a título de conquista espiritual o<br />

material; porque la conquista nos corresponde hacerla por<br />

derecho natural, porque somos los jóvenes, los más fuertes.<br />

Desde luego, ahí tenéis vuestros dioses, vuestras leyes,<br />

vuestras costumbres y sobre todo vuestro idioma que no<br />

necesitamos. Todo. Es curioso que los españoles mismos no<br />

pudiendo hablar en tantos siglos en su propio territorio el<br />

idioma nacional o sea la lengua de castilla, es curioso, digo,<br />

que no pudiendo suprimir en su propio territorio el dominio<br />

y predominio de tantos dialectos, quiera imponerlo<br />

en los vastos dominios del continente americano, sólo por<br />

seguir imponiendo el espíritu de la conquista en pueblos<br />

autónomos, en pueblos libres o que pretenden serlo. —<br />

Dijo Huáscar, viniendo a mí; y tomándome del brazo me<br />

«acudió tres veces, diciendo: —¡Oiga, amigo! ¡Despierte!<br />

que ya es medianoche!— a tiempo en que se desvanecía.<br />

Desperté sobresaltado. Los viejecitos se habían ido,<br />

en cambio el guardián me miraba gravemente y el reloj<br />

daba las doce de la noche.<br />

Paso a paso me fui a casa.<br />

Ahora estoy pensando que los de éste continente no<br />

debemos ni podemos llevar el nombre derivado de un ladrón,<br />

cual el de Américo Vespucio, y menos como pretenden tanto<br />

los ingleses como los españoles, llamarnos Amé-<br />

— 1013 —

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