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ARTURO BORDA<br />

sempeñaba el cargo de Ministro de la India, hacer la venta<br />

en Andalucía, porque era allí más lucrativa que en<br />

cualquiera otra parte.<br />

Tal con todas las características de una trata de<br />

esclavos, como se puede ver en la proposición que el<br />

Almirante dicta a Antonio de Torres el 30 de Enero de 1494,<br />

así: —Diréis a Sus Altezas...: que visto cuanto son acá<br />

menester los ganados y bestias de trabajo, para el<br />

sostenimiento de la gente (la suya: los españoles) que acá ha<br />

de estar y bien de todas estas islas, Sus Altezas podrán dar<br />

permiso a un número de carabelas suficiente que venga<br />

acá cada año, y traigan de los dichos ganados y otros<br />

mantenimientos y cosas... las cuales cosas se les podrían<br />

pagar en ESCLAVOS..., que serían mejores que ningunos<br />

otros esclavos. Aún la Reina Doña Isabel, en carta de 16<br />

de Abril de 1495 a Juanolo Berardi, negociante de Sevilla,<br />

le decía: — . . . a fin de que las nueve cabezas de indios<br />

enviados por Colón... (Nueve cabezas de ganado... humano.<br />

. . ! ) .<br />

El Ministro de Hacienda de España D. Luis Santángel,<br />

enumerando las riquezas vegetales y minerales de<br />

América catalogaba también a los indios como a cosas, en<br />

esta forma: — . . . a los esclavos cuantos mandaren<br />

CARGAR Sus Altezas. Y Bartolomé de las Casas, dice: —<br />

El Almirante regaló a cada español de los que habían<br />

servido en sus viajes un indio para su servicio particular.<br />

Yo tuve uno para mí. Además, desde 1511 quedó establecido<br />

que los caribes serían marcados con un hierro candente en la<br />

pierna. He visto —dice Alejandro Humboldt.—<br />

Esto hacía Colón el grande hombre desinteresado;<br />

¿qué decir, pues, entonces del resto, esa España que se desgalgó<br />

sólo angurrienta de oro? Pero quizá explique tales<br />

sucesos el hecho de que nada más que en la península el<br />

feroz Torquemada, de maldita memoria, desde 1481 al 498,<br />

en diez y siete escasos años, hizo quemar más de ocho mil<br />

ochocientas personas y seis mi] en efigie. Naturalmente<br />

que sin referirnos a sus iniquidades en América, como<br />

aquellas perpetrada con Francisco Ulloa y José Sol<br />

Obando.<br />

— 1016—

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