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EL LOCO<br />

jo del maestro, porque maestro es el que enseña con el<br />

ejemplo lo que sabe y puede, el que hace acostumbrar a<br />

los individuos a una idea, a un sentimiento o acto.<br />

Entonces, si se quiere hacer del país una patria libre,<br />

los maestros deben ser todo altivez, todo claridad,<br />

todo dignidad, todo voluntad, perfectamente definidos y<br />

resueltos: todo libertad y todo sabiduría.<br />

HOMBRE TERCERO (de modo zumbón)<br />

Eso es cierto. El cerebro, el corazón, los músculos<br />

y los nervios que funcionan libremente, revientan o se<br />

atrofian si se les oprime. Por falta de razonamiento libre,<br />

sin miedo, sin vergüenza, sin respeto a nada ni a nadie, el<br />

cerebro se vuelve ignorante; por falta del amor libre el<br />

corazón se vuelve mezquino. Es así cómo el cerebro y el<br />

corazón carecen de los grandes ideales en el sentimiento<br />

y en el pensamiento. De igual manera los músculos por<br />

falta de ejercicio libre hacen organismos enclenques,<br />

incapaces para ninguna empresa esforzada, y los nervios,<br />

por falta de libre contra 1 or forman del ser un ente<br />

cobarde y sugestionable, una especie de maniquí, o algo<br />

menos todavía. Así es que se ve diariamente esa gleba de<br />

individuos fanfarrones en tiempo de paz, pero que llegado<br />

el instante crítico, cuando hay que afrontar las<br />

circunstancias con resolución serena, sin alteración del<br />

pulso, con mirada inmensa, con el criterio despejado de<br />

todo cuidado, es precisamente que esos infelices<br />

tiemblan, titubean, se rinden y escapan.<br />

HOMBRE TERCERO (burlándose)<br />

De ahí es cómo resulta esa clase de gentes que en el<br />

ejercicio de sus empleos trabajan como autómatas, con un<br />

miedo tremendo, sin atreverse ni a alzar sus ojos de su labor,<br />

mintiendo un trabajo que no hacen, queriendo<br />

adivinar la idea del amo. cuyas órdenes sienten pesar<br />

sobre la nuca a modo de quintales de plomo, ni más ni<br />

menos que los inferiores en el ejército y en los<br />

conventos. Tiemblan ante todos, porque en cada uno están<br />

viendo un espía correveidile. Y si son empleados del<br />

gobierno se vuelven algo así como sensitivas para todo<br />

el que no está en armonía<br />

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