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EL LOCO<br />

que lo que compromete no es su reputación personal, sino<br />

que los intereses de la patria, y sacrificará ante esos intereses<br />

la vanidad de su yo. Pero un literato no busca otra<br />

cosa que su propia exhibición, ya que está en perenne acecho<br />

de todas las situaciones públicas, únicamente para<br />

exaltarse. Por eso mismo sabe que su situación es un soplo,<br />

razón por la que no le importa que se hunda el mundo,<br />

si en cambio ha conseguido personalmente un gran golpe<br />

escénica para su hoja de servicios. Y luego hay que oírles<br />

gritar su honor, la justicia, el patriotismo, etc., ocultando<br />

en ello toda su egolatría.<br />

SALVADOR<br />

Ese es el peligro de los literatos, aventureros espirituales<br />

en todos los puestos públicos, es decir, explotadores.<br />

En cambio, un político profesional, sin espumas literarias,<br />

el asunto que se le encomienda lo estudia en todos<br />

sus aspectos, defendiéndolo lógicamente con toda su pasión<br />

y con el cuidado más meticuloso, porque como profesional<br />

su objeto será el triunfo político del asunto que<br />

se le haya encargado. Los profesionales son los únicos que<br />

pueden tratar en la prensa con autoridad los artículos de<br />

fondo; después los literatos hacen bellísimos malabares<br />

con ese elemento. El profesional es, pues, el equivalente<br />

de los huesos y el tuétano y el literato hace las veces del<br />

ropaje. El sitio de un literato podrá ser la secretaría,<br />

siempre que sepa que secretaría significa guardar el secreto.<br />

Es lamentable que en el desenvolvimiento institucional<br />

ya no queda ni el sentido de las cosas.<br />

ANDRÉS<br />

Dices bien. Los periodistas suponen ser los orientadores<br />

de la opinión pública; pero en eso es necesario tener<br />

presente tu aserto: que el literato apenas puede saber de<br />

todo en síntesis, dos o tres líneas de cada cosa, como en<br />

un diccionario, lo suficiente como para largar una idea,<br />

siempre que las tenga, herir, hacer las escaramuzas e iniciar<br />

la polémica que luego tenga que sostenerla el profesional<br />

de lo que se trate, ya sea químico, físico, economista,<br />

matemático, psicólogo, sociólogo, músico o pintor. En<br />

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