Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Debemos destacar la influ<strong>en</strong>cia r<strong>en</strong>ovadora, es decir al final d<strong>el</strong> <strong>Coloniaje</strong>, que se operó <strong>en</strong><br />
materia de educación pública, durante <strong>el</strong> gobierno de Carlos lll. En esta época la educación<br />
primaria com<strong>en</strong>zó a interesar a las multitudes, haci<strong>en</strong>do que los cabildos tomaran a su cargo la<br />
<strong>en</strong>señanza de los primeros rudim<strong>en</strong>tos, reglam<strong>en</strong>tándose las condiciones d<strong>el</strong> <strong>en</strong>señante.<br />
<strong>La</strong> educación rudim<strong>en</strong>taria <strong>en</strong> <strong>el</strong> Alto Perú, estuvo ori<strong>en</strong>tada bajo <strong>el</strong> régim<strong>en</strong> de castas.<br />
Sólo hubo esa luz bi<strong>en</strong> opaca, por cierto, para los hijos de españoles, para criollos y los mestizos.<br />
Los indíg<strong>en</strong>as estaban francam<strong>en</strong>te proscritos de la <strong>en</strong>señanza, no obstante las b<strong>el</strong>las<br />
disposiciones de las Leyes de Indias y las Ord<strong>en</strong>anzas d<strong>el</strong> Virrey Toledo que conti<strong>en</strong><strong>en</strong> normas<br />
r<strong>el</strong>ativas a la educación indíg<strong>en</strong>a como hacemos notar <strong>en</strong> <strong>el</strong> capítulo VI. <strong>La</strong> t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia fue la de<br />
educar a los hijos de los blancos, llamada g<strong>en</strong>te dec<strong>en</strong>te, compr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do d<strong>en</strong>tro de este cuart<strong>el</strong> a<br />
los hijos de los funcionarios, de los comerciantes adinerados, de los mineros y de los<br />
terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, muchos de los cuales, recibían la <strong>en</strong>señanza de las primeras letras y otras nociones<br />
<strong>en</strong> sus propias casas, o fincas, suministrada por maestros llamados "leccionistas". <strong>La</strong> escu<strong>el</strong>a<br />
estaba destinada a impartir conocimi<strong>en</strong>tos a los criollos pobres y a los mestizos.<br />
Lo interesante es conocer, no obstante todas las defici<strong>en</strong>cias, miseria económica y<br />
prejuicios, la organización de la escu<strong>el</strong>a, la técnica de la <strong>en</strong>señanza y los métodos pedagógicos.<br />
Los maestros de escu<strong>el</strong>a o maese-escu<strong>el</strong>a, eran g<strong>en</strong>tes sin título profesional y sin oficio conocido,<br />
muchos militares <strong>en</strong>fermos o mutilados, estudiantes quebrados y todo aqu<strong>el</strong> que posey<strong>en</strong>do<br />
algunas luces sin t<strong>en</strong>er capacidad para otra cosa y que necesitaba ganarse la vida. El Cabildo<br />
fijaba las tasas misérrimas que cobraban los <strong>en</strong>señantes, cuya caricatura perfecta, es la d<strong>el</strong><br />
maestro Ciru<strong>el</strong>a, que sin saber nada abrió una escu<strong>el</strong>a. Lo que exigían las autoridades a los<br />
<strong>en</strong>señantes, <strong>en</strong> la época de Carlos III, o sea al declinar <strong>el</strong> <strong>Coloniaje</strong> y cuando se s<strong>en</strong>tía la<br />
influ<strong>en</strong>cia de las ideas liberales, era <strong>en</strong> primer término limpieza de sangre y luego bu<strong>en</strong>as<br />
costumbres, fe católica, capacidad para trasmitir la doctrina cristiana y t<strong>en</strong>er pericia <strong>en</strong> <strong>el</strong> arte de<br />
leer, escribir y contar.<br />
<strong>La</strong>s escu<strong>el</strong>as más calificadas eran, no obstante todas sus defici<strong>en</strong>cias, las sost<strong>en</strong>idas por<br />
los curas <strong>en</strong> sus parroquias y por los doctrineros <strong>en</strong> los conv<strong>en</strong>tos y principalm<strong>en</strong>te por los jesuítas,<br />
y <strong>en</strong> épocas anteriores a la república, pocos años antes de la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, los seminarios. <strong>La</strong><br />
<strong>en</strong>señanza de los párrocos y de los curas de los conv<strong>en</strong>tos, siempre estaba limitada a las cuatro<br />
erres y a la doctrina cristiana. Los ingresos de estas escu<strong>el</strong>as, proced<strong>en</strong>tes de las retribuciones de<br />
los alumnos, eran fondos de categoría eclesiástica. No hubo, pues, <strong>en</strong> la Colonia instrucción<br />
primaria, g<strong>en</strong>eral, gratuita y obligatoria.<br />
Anotaremos ahora los rasgos de una escu<strong>el</strong>a colonial. Consistía ésta de una habitación<br />
g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te mal oxig<strong>en</strong>ada; con poca luz, amueblada con los asi<strong>en</strong>tos que llevaban los alumnos,<br />
consist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sillas de paja tejida, o simplem<strong>en</strong>te tablas o piedras. El piso de ladrillo pulverizado<br />
por <strong>el</strong> trajín de los niños, era g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te húmedo porque se lo mojaba para combatir <strong>el</strong> polvo<br />
mediante <strong>el</strong> riego. Al lado de esta habitación solía haber otra, destinada a los castigos y al servicio<br />
higiénico. Los útiles de <strong>en</strong>señanza se reducían a plumas de ganso, pap<strong>el</strong> de planas, la añilina, la<br />
ar<strong>en</strong>a para secar, <strong>el</strong> catecismo y unos tableros que cont<strong>en</strong>ían las letras d<strong>el</strong> alfabeto, <strong>en</strong> los que<br />
apr<strong>en</strong>dían las primeras letras varias g<strong>en</strong>eraciones. Si no había ese tablero se utilizaba un cajón<br />
ll<strong>en</strong>o de ar<strong>en</strong>a alisado, donde <strong>el</strong> maestro <strong>en</strong> su superficie, trazaba las letras, com<strong>en</strong>zando por la<br />
cruz. El uso de las cartillas fue un progreso de fines d<strong>el</strong> siglo XVIII.<br />
El programa al cual se sujetaba <strong>el</strong> desarrollo de los cursos era realm<strong>en</strong>te sugestivo y<br />
pintoresco. Procede d<strong>el</strong> año 1811, es decir, <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>a marcha revolucionaria y bajo la influ<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong><br />
movimi<strong>en</strong>to progresista que se operaba <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>los días. Con todo, nos puede dar la idea de lo<br />
que fueron los programas y si <strong>el</strong>los existieron, de épocas anteriores, y es por este motivo que lo<br />
aprovechamos. En dicho programa se fijan 20 bolillas r<strong>el</strong>ativas a los sigui<strong>en</strong>tes puntos: 1, reglas,<br />
teoría y práctica de leer con perfección, 2, reglas de escribir <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, 3, reglas teórico-prácticas<br />
de escribir, formar y probar las letras, 4, gramática y ortografía cast<strong>el</strong>lana, 5, doctrina cristiana, 6,<br />
reglas de urbanidad, 7, aritmética y sus definiciones principales, 8, leer números arábigos y<br />
romanos, 9, sumar, restar, multiplicar y partir números abstractos, 10, sumar, restar, multiplicar y<br />
144