15.05.2013 Views

La Vida Social en el Coloniaje - andes

La Vida Social en el Coloniaje - andes

La Vida Social en el Coloniaje - andes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

dedicándose los joyeros a la <strong>el</strong>aboración de objetos de plata, exornados con motivos proced<strong>en</strong>tes<br />

de Tihuanacu. En la Colonia los objetos de plata tuvieron <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo barroco-indíg<strong>en</strong>a, muy distinto al<br />

que le ha impreso <strong>el</strong> actual industrialismo.<br />

<strong>La</strong> herrería artística, sujeta a la plástica d<strong>el</strong> hierro forjado, operada por artífices españoles,<br />

fue un arte popular, que lució <strong>en</strong> la arquitectura civil o eclesiástica. <strong>La</strong>s rejas, los balcones, faroles<br />

y canc<strong>el</strong>as, que fueron de factura estrictam<strong>en</strong>te hispana con pocos injertos criollos, no tuvieron<br />

como formas artísticas ornam<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> muebles, sino <strong>en</strong> Chuquisaca y Potosí, pues, <strong>en</strong> <strong>La</strong> Paz y<br />

otras capitales d<strong>el</strong> Alto Perú se utilizó la madera y <strong>el</strong> hierro sólo a fines d<strong>el</strong> siglo XVIII <strong>en</strong> expresión<br />

baja y sin soplo de b<strong>el</strong>leza. Hoy día aun se pued<strong>en</strong> admirar <strong>en</strong> Sucre y Potosí las canc<strong>el</strong>as y rejas<br />

que ornam<strong>en</strong>tan las fachadas y los patios, dándoles un sabor sevillano de pura cepa española.<br />

El alma popular d<strong>el</strong> <strong>Coloniaje</strong> ti<strong>en</strong>e su más típica y fi<strong>el</strong> expresión <strong>en</strong> la juguetería. Manos<br />

mestizas e indíg<strong>en</strong>as se dedican a la fabricación de figuras zoomorfas de barro cocido o estuco<br />

con fines de alegrar a los niños y también con una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia supersticiosa utilitaria. <strong>La</strong> adquisición<br />

<strong>en</strong> la feria <strong>en</strong> miniatura de Alacitas <strong>en</strong> <strong>La</strong> Paz de un asno, por ejemplo, para <strong>el</strong> indio o <strong>el</strong> mestizo es<br />

una forma anticipada de que <strong>en</strong> <strong>el</strong> curso de ese año adquirirá uno de carne y hueso. Y así con<br />

todos los objetos. En la fiesta de Todos Santos los escultores mestizos manipulaban unas<br />

muñecas de palo sólo provistas de cabeza destinadas a ser <strong>en</strong>vu<strong>el</strong>tas con bayetas afectando <strong>el</strong><br />

atu<strong>en</strong>do de los niños indios y mestizos. Esta juguetería ofrecía también otra manifestación popular<br />

<strong>en</strong> los muñecos de trapo, vestidos con los distintos disfraces indíg<strong>en</strong>as e indum<strong>en</strong>tarias criollas y<br />

animales de cuero embutido con lana o guano, como un expon<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> arte de los presidios. Se<br />

llamaban a estos muñecos, "muñecos de cárc<strong>el</strong>", cuya tradición se mantuvo hasta hace unos<br />

treinta años, habi<strong>en</strong>do desaparecido al pres<strong>en</strong>te. En Chuquisaca las monjas de los conv<strong>en</strong>tos,<br />

manufacturaban muñecos minúsculos, una especie de filigrana de seda, tan pequeños como la<br />

punta de un alfiler. También se <strong>el</strong>aboraban muñecas tejidas de seda, cuyo cuerpo <strong>en</strong> estilo de<br />

funda, hecho de punto de malla, servía para guardar dinero.<br />

De todos estos juguetes populares <strong>el</strong> de mayor significación folklórica era <strong>el</strong> ekeko, que al<br />

pres<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>de a desaparecer y que <strong>en</strong> la época republicana tuvo varios avatares. El ekeko, es la<br />

repres<strong>en</strong>tación de un hombre pequeño, de gran cabeza, vi<strong>en</strong>tre abultado, piernas muy cortas y de<br />

brazos largos y abiertos. Su rostro es alegre con aires de viejo. Era necesario vestirlo y equiparlo.<br />

Durante la época republicana, sirvió para satirizar a algunos presid<strong>en</strong>tes de la nación como Linares<br />

y Arce, que eran de corta estatura. Al ekeko, <strong>el</strong> propietario debe equiparlo con toda su<br />

indum<strong>en</strong>taria indíg<strong>en</strong>a, sombrero de lana de oveja, gorro, bufanda, ojotas que las lleva <strong>en</strong> la mano<br />

dando signos de propiedad, aunque no de empleo, chaleco y los "manguetes" de lana. Luego se lo<br />

carga con un cesto de coca, las escarc<strong>el</strong>as ll<strong>en</strong>as de cigarrillos y botones, una lata de alcohol, un<br />

"mazo de chancaca", panes, dulces, fruta, etc. El ekeko simboliza la abundancia y <strong>el</strong> bi<strong>en</strong>estar, y<br />

es adquirido como amuleto. En la casa que preside la vida familiar, atrae todos los bi<strong>en</strong>es<br />

materiales deseables. Es por esta circunstancia que se lo carga con todos los objetos posibles y<br />

necesarios, que repres<strong>en</strong>tan una especie de semilla de la realidad. El ekeko, es la imag<strong>en</strong> de los<br />

sueños de riqueza d<strong>el</strong> alma popular colonial. Su orig<strong>en</strong> se remonta al pasado aymara, durante <strong>el</strong><br />

cual era v<strong>en</strong>erado como Dios tut<strong>el</strong>ar. <strong>La</strong>s persecuciones eclesiásticas, trataron de que <strong>el</strong> pequeño<br />

mito aymara tan v<strong>en</strong>erado por los indíg<strong>en</strong>as desapareciera, pero, acechaba <strong>en</strong> <strong>el</strong> sil<strong>en</strong>cio <strong>el</strong><br />

mom<strong>en</strong>to de volver a aparecer. <strong>La</strong> creación de la fiesta de Alacitas a fines d<strong>el</strong> siglo XVIII <strong>en</strong> <strong>La</strong><br />

Paz, como motivo de conciliación popular <strong>en</strong>tre las autoridades españolas y los indíg<strong>en</strong>as, a raíz<br />

de la sublevación de Tupac Amaru, agrupó <strong>en</strong> una sola feria todos los juguetes y la industria <strong>en</strong><br />

miniatura, sirvió para que los autóctonos extrajeran d<strong>el</strong> fondo de su pasado olvidado <strong>el</strong> ekeko, que<br />

esta vez, se pres<strong>en</strong>tó ya no con figura vernácula de dios autóctono, sino con trazas mestizas. Así<br />

<strong>el</strong> idolillo aymara fue adoptado como Dios tut<strong>el</strong>ar y también como motivo satírico a los españoles,<br />

no sólo por los indíg<strong>en</strong>as, sino por los mestizo-criollos y hasta por los propios españoles, siempre<br />

tan apegados a la superchería de los naturales.<br />

<strong>La</strong> arquitectura hispano-indíg<strong>en</strong>a popular, nace <strong>el</strong> primer día de la fundación de las aldeas<br />

y de las ciudades. Es la casa de un sólo ambi<strong>en</strong>te, alzada a ras de tierra, desprovista de cimi<strong>en</strong>tos,<br />

con paredones de barro alzados por <strong>el</strong> sistema de tapiales y techado de paja, sust<strong>en</strong>tado por<br />

161

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!