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La Vida Social en el Coloniaje - andes

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En la Colonia se utilizó la astrología como medio de adivinación y de curación. Potosí fue<br />

un c<strong>en</strong>tro activo de astrólogos, qui<strong>en</strong>es podían recobrar la salud de las personas y descubrir como<br />

los rabdomantes las vetas de los minerales de plata. Potosí estuvo cruzada <strong>en</strong> su ci<strong>el</strong>o por una<br />

tupida red astrológica. Aquí se unía <strong>el</strong> deseo vehem<strong>en</strong>te de gozar d<strong>el</strong> bi<strong>en</strong> de la salud y de los<br />

bi<strong>en</strong>es de la fortuna, por medio de los servicios de los astros.<br />

<strong>La</strong> llegada de los españoles introdujo <strong>en</strong> <strong>el</strong> registro de los amuletos indíg<strong>en</strong>as la llamada<br />

piedra bezoar, que <strong>en</strong> muchos sitios d<strong>el</strong> Altiplano es conocida con <strong>el</strong> nombre de piedra "pisar". Esta<br />

piedra bezoar, a la que <strong>en</strong> <strong>el</strong> Ori<strong>en</strong>te se le asignaba cualidades maravillosas, fue buscada con afán<br />

por los conquistadores hispanos, hasta haberla creído <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> los estómagos de los<br />

rumiantes andinos. También se creyó descubrirla <strong>en</strong> la ley<strong>en</strong>da de las serpi<strong>en</strong>tes, de las que se<br />

cu<strong>en</strong>ta que al cohabitar arrojan sus secreciones g<strong>en</strong>ésicas al exterior, que luego <strong>en</strong>durecidas<br />

forman piedras, naturalm<strong>en</strong>te milagrosas y que sirv<strong>en</strong> como afrodisíaco y para múltiples<br />

aplicaciones maravillosas <strong>en</strong> la curación de <strong>en</strong>fermedades. Como se decía que los árabes<br />

<strong>en</strong>contraban estas piedras bezoar <strong>en</strong> <strong>el</strong> estómago de los cam<strong>el</strong>los, se buscaron dichas piedras <strong>en</strong><br />

la llama, <strong>en</strong> la alpaca, y la vicuña, hallándose naturalm<strong>en</strong>te formaciones líticas de diversos colores<br />

y tamaños, principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las alpacas, cuya alim<strong>en</strong>tación a base de hichu (paja) y tierra, facilita<br />

la formación de piedras <strong>en</strong> sus estómagos, de tamaños sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes. A todas estas piedras los<br />

españoles les dieron <strong>el</strong> nombre de bezoar y muchas fueron llevadas a la P<strong>en</strong>ínsula como muestras<br />

de la gran riqueza americana <strong>en</strong> cosas fabulosas.<br />

Este ambi<strong>en</strong>te absurdo, caótico y sin los recursos de una medicina racional, nos prueba la<br />

exist<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> triunfo de los fuertes y <strong>el</strong> aniquilami<strong>en</strong>to de los débiles e inadaptados, operándose<br />

algo así como una eug<strong>en</strong>esia a base de ignorancia colectiva de sus propias fuerzas biológicas,<br />

porque nada se hizo para def<strong>en</strong>der <strong>el</strong> valor humano de la salud. El milagro y la acción de la<br />

hechicería no eran sino expresiones de def<strong>en</strong>sa de las propias fuerzas vitales de las g<strong>en</strong>tes,<br />

pereci<strong>en</strong>do los débiles implacablem<strong>en</strong>te sin <strong>el</strong> auxilio de la naturaleza.<br />

El combate de la vida <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>los siglos era <strong>el</strong> triunfo de la muerte, a la que los hombres se<br />

<strong>en</strong>tregaban paralizados e inermes. Entonces nadie p<strong>el</strong>eaba a la muerte, arrancándole la vida con<br />

<strong>el</strong> auxilio d<strong>el</strong> arte y de la ci<strong>en</strong>cia médica, sino que se cumplía la voluntad divina, cuajada <strong>en</strong> su<br />

fanatismo <strong>en</strong> esta frase: "Si se salva <strong>el</strong> <strong>en</strong>fermo lo sana Dios y si se muere, lo mata <strong>el</strong> médico". Así<br />

se explica que la población d<strong>el</strong> Alto Perú haya experim<strong>en</strong>tado aum<strong>en</strong>tos mínimos y que <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

espacio de cerca de dos siglos, es decir desde 1556 hasta 1789 sólo hubiese aum<strong>en</strong>tado 12,800<br />

habitantes.<br />

Integraremos este capítulo con algunas disposiciones españolas de ord<strong>en</strong> sanitario.<br />

Se prohíbe a los indios de tierras frías que sean trasladados a tierras cali<strong>en</strong>tes. Igualm<strong>en</strong>te<br />

se les prohíbe <strong>el</strong> uso de vino y licores. <strong>La</strong> creación de hospitales y la at<strong>en</strong>ción de los indios<br />

compr<strong>en</strong>de igualm<strong>en</strong>te <strong>el</strong> cumplimi<strong>en</strong>to de derechos sanitarios que España parece otorgar al indio.<br />

Entre las Ord<strong>en</strong>anzas d<strong>el</strong> célebre Virrey Toledo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la sigui<strong>en</strong>te, r<strong>el</strong>ativa a<br />

salubridad:<br />

"Para que ces<strong>en</strong> las <strong>en</strong>fermedades y muertes que han sucedido de la poca limpieza que<br />

los indios han t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> sus casas, durmi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, t<strong>en</strong>drán los alcaldes y regidores cuidado<br />

que las calles estén limpias y que <strong>en</strong> cada casa haya barbacoas <strong>en</strong> que duerman y para esto<br />

visit<strong>en</strong> cada mes las dichas casas y castigu<strong>en</strong> a los que no lo hicieran así".<br />

Al tratar d<strong>el</strong> trabajo <strong>en</strong> <strong>el</strong> capítulo r<strong>el</strong>ativo, anotaremos algunas disposiciones hispanas<br />

sobre salubridad.<br />

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