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popular es <strong>el</strong> que manti<strong>en</strong>e hasta hoy la vitalidad rica d<strong>el</strong> folklore plástico boliviano, gestado <strong>en</strong> la<br />
Colonia.<br />
Ha sido necesario realizar una clasificación esmerada para dejar al marg<strong>en</strong> lo puram<strong>en</strong>te<br />
artesano y aprovechar lo estrictam<strong>en</strong>te popular, porque como se nota más arriba, exist<strong>en</strong> zonas<br />
epic<strong>en</strong>as <strong>en</strong> las que la difer<strong>en</strong>ciación se hace difícil.<br />
<strong>La</strong> pintura r<strong>el</strong>igiosa ha sido una de las expresiones populares de arte más difundidas. Los<br />
pot<strong>en</strong>tados podían pagar los cuadros y estatuas de santos importados de España o a los maestros<br />
d<strong>el</strong> Cuzco, Quito o Potosí, pero las clases mestizas e indíg<strong>en</strong>as que también r<strong>en</strong>dían culto a las<br />
imág<strong>en</strong>es, necesitaban <strong>el</strong> amparo y v<strong>en</strong>erar a la virg<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus alcobas, t<strong>en</strong>ían que adquirir los<br />
cuadros de estos pintores populares. Obsérvese que estas obras no se las buscaba por<br />
desinteresado amor estético, sino con <strong>el</strong> fin utilitario y práctico de que su propiedad gozara de la<br />
protección milagrosa. San Migu<strong>el</strong>, por ejemplo es uno de los santos que fue más popular y<br />
difundido, <strong>en</strong> tal forma que no faltaba <strong>en</strong> ninguna casa, colocado tras de la puerta principal. <strong>La</strong><br />
imag<strong>en</strong> de San Migu<strong>el</strong> desempeñaba las funciones de espíritu protector contra todos los males<br />
morales y físicos, contra <strong>el</strong> rayo, y contra la muerte misma. De ahí la proliferación de estas<br />
imág<strong>en</strong>es, <strong>en</strong> cuyas obras hay la int<strong>en</strong>cionada dirección de complacer a los cli<strong>en</strong>tes y de producir<br />
para v<strong>en</strong>der la mayor cantidad posible. Muchas veces se trata de imitaciones o copias de maestros<br />
conocidos <strong>en</strong> la Colonia y otras veces también de simples traducciones de estampas r<strong>el</strong>igiosas que<br />
circulaban obsequiadas por los devotos. Es debido a la pres<strong>en</strong>cia de éste f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de<br />
popularidad de las imág<strong>en</strong>es milagrosas, que muchas no tuvieron sólo sitial de prefer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las<br />
casas de los pobres criollos, mestizos o indios, sino que desbordó invadi<strong>en</strong>do las iglesias de los<br />
pueblos. Por esto es que es necesario hoy día afirmar la percepción de la s<strong>en</strong>sibilidad estética, a<br />
fin de no llegar a creer que toda pintura por <strong>el</strong> hecho de ser colonial es una obra de arte. Hay,<br />
pues, que colocar <strong>en</strong> su verdadero sitio a las obras de los gr<strong>andes</strong> maestros, valorizando como<br />
populares a otras obras que respond<strong>en</strong> a este tipo de producciones. Esta producción popular fue<br />
<strong>en</strong>orme, principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Potosí, que exportó al resto d<strong>el</strong> país, sin prejuicio de la producción local<br />
a las capitales como Chuquisaca, <strong>La</strong> Paz, Cochabamba, Tarija, etc. Hoy día aun exist<strong>en</strong> estos<br />
pintores populares de santos, que sigu<strong>en</strong> utilizando sus pinc<strong>el</strong>es al ritmo d<strong>el</strong> tiempo colonial. <strong>La</strong><br />
pintura de miniaturas, también fue muy socorrida como plástica popular, que se utilizaba para <strong>el</strong><br />
trazado de medallas con imág<strong>en</strong>es e santos exornados, “<strong>en</strong>casquillados <strong>en</strong> pequeños marcos de<br />
plata y de filigrana. Este arte de miniatura no ha desaparecido y al contrario es fom<strong>en</strong>tado por la<br />
devoción a determinados santuarios como <strong>el</strong> de Copacabana y de la virg<strong>en</strong> de Guadalupe. A esta<br />
clase de pintura popular habría que añadir las figuraciones que decoran los vasos de madera<br />
llamados "queros" y que correspond<strong>en</strong> a la baja Colonia. Estos "queros", exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> <strong>el</strong> Perú y<br />
Bolivia son vasos de madera utilizados para beber chicha. Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> interés docum<strong>en</strong>tal, por las<br />
ideografías <strong>en</strong> que están exornados. Se utiliza <strong>en</strong> <strong>el</strong>los, como hemos indicado <strong>en</strong> otro capítulo, un<br />
desarrollo parecido al que emplearon los catequistas españoles para la <strong>en</strong>señanza de la doctrina<br />
cristiana por medio de un l<strong>en</strong>guaje jeroglífico conv<strong>en</strong>cional. Estos queros o kerus, están pulidos<br />
aprovechando <strong>el</strong> tallo tubular de la madera d<strong>el</strong> árbol llamado huayacán.<br />
<strong>La</strong> escultutra popular tuvo su repres<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> los imagineros, que se dedicaban a la<br />
fabricación de "niños", "santos", "padres eternos", "crucificados" y "vírg<strong>en</strong>es", etc. Esta imaginería<br />
popular artística, corresponde a una faz decad<strong>en</strong>te de la escultura. Los santos son ejecutados <strong>en</strong><br />
la forma de maniquíes, para ser vestidos con lujosas ropas de seda, pedrería y <strong>en</strong>cajes,<br />
agregándoles joyas y coronas. Esta imaginería no es como se ha indicado de talla policromada,<br />
sino sólo repres<strong>en</strong>tativa de algunas partes d<strong>el</strong> cuerpo como la cabeza, las manos y los pies. El<br />
antropomorfismo de estas imág<strong>en</strong>es llega hasta la colocación d<strong>el</strong> negro de las uñas <strong>en</strong> las<br />
vírg<strong>en</strong>es y <strong>en</strong> los santos. Los imagineros, muchos de los cuales eran al mismo tiempo pintores,<br />
poblaron muchas iglesias de pueblos y la mayor parte de los oratorios de las casas particulares. <strong>La</strong><br />
talla y <strong>el</strong> estucado los distingue de las auténticas obras de arte. Los niños que se v<strong>en</strong>eran <strong>en</strong> cada<br />
hogar eran <strong>el</strong> objeto predilecto de las realizaciones <strong>en</strong> serie de estos imagineros altoperuanos.<br />
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