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La Vida Social en el Coloniaje - andes

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Estas son, pues, las fu<strong>en</strong>tes de la s<strong>en</strong>sibilidad estética de los pintores altoperuanos, que<br />

constituy<strong>en</strong> un aglutinante valioso <strong>en</strong> la colaboración que prestan a la obra de arte la época y su<br />

mundo circundante.<br />

<strong>La</strong>s dos características de la pintura altoperuana son la pintura r<strong>el</strong>igiosa y <strong>el</strong> retrato. Debe<br />

citarse primero por exclusión que <strong>en</strong> <strong>el</strong> estado de alma d<strong>el</strong> pintor perulero no figuró <strong>el</strong> paisaje. Al<br />

lado d<strong>el</strong> paisaje, estuvo aus<strong>en</strong>te <strong>el</strong> desnudo. Los pintores de Chuquisaca, Potosí y <strong>La</strong> Paz como<br />

muchos de su tiempo y los mismos d<strong>el</strong> R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to no tuvieron <strong>el</strong> amor a la naturaleza, como que<br />

<strong>el</strong> paisaje <strong>en</strong> la literatura y <strong>en</strong> la pintura es un descubrimi<strong>en</strong>to psicológico d<strong>el</strong> romanticismo. Y estos<br />

clásicos y humanistas r<strong>el</strong>igiosos, sólo supieron simbolizar y abstraer al hombre y a la mujer sin caer<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> goce externo de la vida volcánica <strong>en</strong> <strong>el</strong> paisaje, que es un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to lírico sin objetividad. El<br />

desnudo fue desdeñado por pecaminoso, sin decoro y deshonesto. <strong>La</strong> m<strong>en</strong>talidad de estos<br />

cristianos, aguijoneada por <strong>el</strong> s<strong>en</strong>sualismo de la carne, que s<strong>en</strong>tían <strong>el</strong> amor pecaminoso d<strong>el</strong> placer,<br />

que eran lascivos hasta la obsc<strong>en</strong>idad y que tuvieron que asirse al misticismo y demostrarse<br />

asimismo que hasta <strong>el</strong> pecado es r<strong>el</strong>igioso si es ejecutado por amor a Dios, no aceptaban <strong>el</strong><br />

desnudo. Ellos ignoraban <strong>el</strong> desinterés d<strong>el</strong> arte, que para ser bu<strong>en</strong>o, creían que debía estar unido<br />

a la función social d<strong>el</strong> pros<strong>el</strong>itismo r<strong>el</strong>igioso, imposible de p<strong>en</strong>sar que existiera solam<strong>en</strong>te la<br />

expresión artística que no estuviera asociada a tal finalidad.<br />

Así, pues, <strong>el</strong> tema dominante de la pintura d<strong>el</strong> Alto Perú fue r<strong>el</strong>igioso y su fin <strong>en</strong> sí mismo<br />

como ideal, tampoco fue otro que la satisfacción de la b<strong>el</strong>leza sil<strong>en</strong>ciosa, exaltada por <strong>el</strong><br />

simbolismo d<strong>el</strong> viejo y nuevo testam<strong>en</strong>to. <strong>La</strong> pintura colonial d<strong>el</strong> Alto Perú repite, <strong>en</strong>saya, crea toda<br />

una nueva vida <strong>en</strong> torno de la red<strong>en</strong>ción de Cristo, <strong>en</strong> torno de las figuras de la pasión, la sagrada<br />

familia, la simbolización d<strong>el</strong> espíritu de la iglesia <strong>en</strong> sus formas de martirio eterno, infiernos,<br />

purgatorios y <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o como promesa. <strong>La</strong>s formas d<strong>el</strong> arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to, de la santidad, de lo<br />

milagroso y las ley<strong>en</strong>das de los santos son otros motivos de la pintura colonial, igualm<strong>en</strong>te que la<br />

asc<strong>en</strong>sión, la resurrección y hasta la circuncisión de Cristo. <strong>La</strong> Virg<strong>en</strong> María es también otro de los<br />

gr<strong>andes</strong> temas sinfónicos de la pintura altoperuana: la virg<strong>en</strong> está <strong>en</strong> todas las advocaciones<br />

criollas y aparece que seducción de la b<strong>el</strong>leza <strong>en</strong>carnada <strong>en</strong> los cuadros que sugestionaban<br />

poderosam<strong>en</strong>te a la muchedumbre, exaltando y creando la fe popular.<br />

Testigos de esta abundante pintura r<strong>el</strong>igiosa son los miles de kilómetros de t<strong>el</strong>a pintados<br />

con motivos r<strong>el</strong>igiosos, exist<strong>en</strong>tes, repartidos pródigam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> todas las catedrales, templos,<br />

parroquias, aldeas, capillas de fincas, oratorios particulares y conv<strong>en</strong>tos de frailes y monjas. Esta<br />

cantidad realm<strong>en</strong>te extraordinaria de pintura r<strong>el</strong>igiosa, constituye por decirlo así, las salvaciones de<br />

lo que la incuria, las guerras, los inc<strong>en</strong>dios, los saqueos y la afición turística ha dejado como<br />

muestras de aqu<strong>el</strong>la inflación d<strong>el</strong> arte pictórico altoperuano. Al pres<strong>en</strong>te, sin recoger la nota<br />

estadística, solam<strong>en</strong>te calculando <strong>en</strong> 800 los depósitos de pintura d<strong>el</strong> país y cada uno de <strong>el</strong>los <strong>en</strong><br />

20 ejemplares, t<strong>en</strong>dríamos unos 16.000 cuadros catalogables. Esta es la prueba efectiva de la<br />

int<strong>en</strong>sa actividad artística que existió <strong>en</strong> todas las capitales d<strong>el</strong> Alto Perú y de las legiones de<br />

pintores anónimos y de categoría que ejercieron su profesión y su afición.<br />

El retrato fue también otro género que se cultivó abundantem<strong>en</strong>te. Por desgracia, ninguno<br />

de los pintores altoperuanos tuvo la ing<strong>en</strong>ua manía dominante <strong>en</strong> la época de hacerse su<br />

autorretrato, situado d<strong>el</strong>ante d<strong>el</strong> espejo. Esto, que hoy sería una auténtica joya de nuestra pintura<br />

no era la devoción de estos varones, como lo es la que nos ofrece Pérez Holguín <strong>en</strong> su obra "El<br />

Triunfo de la Iglesia". Pero, estos pintorcillos que no eran más que los cómicos o que los maestros<br />

de escu<strong>el</strong>a, fueron los que inmortalizaban con sus pinc<strong>el</strong>es a los papas, arzobispos, gobernadores,<br />

oidores, presid<strong>en</strong>tes de la Audi<strong>en</strong>cia, a los pot<strong>en</strong>tados y a sus mujeres. El arte d<strong>el</strong> retrato era casi<br />

una institución real <strong>en</strong> <strong>el</strong> Alto Perú, pues, la efigie d<strong>el</strong> monarca español gobernante debía figurar <strong>en</strong><br />

los salones de la Audi<strong>en</strong>cia, de la Universidad, de los Cabildos y de las Int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias. Este era ya<br />

un gran consumo de trabajo, que tuvieron los pintores, copiado d<strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o original de algún<br />

maestro español, que era <strong>en</strong>viado <strong>en</strong> compañía de una real cédula de instrucciones. No se olvide<br />

que <strong>el</strong> retrato d<strong>el</strong> Rey t<strong>en</strong>ia iguales hom<strong>en</strong>ajes que su sagrada y real majestad <strong>en</strong> persona. Esta<br />

abundancia de personas situadas a la altura de la costra social d<strong>el</strong> imperio <strong>en</strong> las Indias de<br />

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