15.05.2013 Views

La Vida Social en el Coloniaje - andes

La Vida Social en el Coloniaje - andes

La Vida Social en el Coloniaje - andes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ceremonia preestablecida, era otra ocupación familiar que se cumplía con asist<strong>en</strong>cia de quorum<br />

completo de los padres e hijos. Los motivos para las visitas y su formalismo, <strong>el</strong> modo de<br />

com<strong>en</strong>zarlas y terminarlas, estaban sujetas a los cánones de meticulosos tratados de urbanidad. El<br />

rezo d<strong>el</strong> rosario repres<strong>en</strong>taba una ceremonia infaltable <strong>en</strong> la vida cotidiana. A este acto concurría<br />

toda la familia, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>diéndose por tal no sólo a los hijos, sino también a los pari<strong>en</strong>tes, servidumbre<br />

mestiza e indíg<strong>en</strong>a y demás allegados. Después d<strong>el</strong> rosario las personas mayores se dedicaban a<br />

las visitas o al simple chismorreo familiar y los niños a sus juegos y cantos infantiles, que<br />

constituyeron un rico filón d<strong>el</strong> folklore idiomático y costumbrístico. A los paseos a caballo<br />

concurrían las jóv<strong>en</strong>es <strong>en</strong> sus trajes de amazonas. Los jóv<strong>en</strong>es hijos de los nobles no se<br />

despr<strong>en</strong>dían d<strong>el</strong> caballo, aunque tuvieran que caminar dos pasos.<br />

El empleo d<strong>el</strong> tiempo <strong>en</strong> la casa estaba casi distribuído <strong>en</strong> forma socialista, ocho horas<br />

para trabajar, ocho para dormir y ocho para descansar. El sueño dura de las ocho de la noche a las<br />

cuatro de la mañana, es preciso levantarse temprano y acostarse también temprano para ahorrar<br />

<strong>el</strong> consumo de las v<strong>el</strong>as de sebo. El reposo está distribuído <strong>en</strong>tre la misa de la aurora, las tres<br />

comidas, <strong>el</strong> rosario de la tarde, la tertulia, las visitas o la concurr<strong>en</strong>cia a una procesión. El trabajo a<br />

cargo de las mujeres está ejercido sometiéndose a las ocupaciones domésticas, <strong>en</strong>tre las que se<br />

contaba <strong>el</strong> llamado aseo, la <strong>el</strong>aboración d<strong>el</strong> pan, la fabricación de dulces, vigilar a la servidumbre,<br />

<strong>el</strong> cosido de la ropa, bordados, tejido, v<strong>en</strong>ta de las cosechas, preparación de viajes, etc. Resulta la<br />

casa colonial un verdadero emporio, una colm<strong>en</strong>a de actividad comercial e industrial. Si<br />

desc<strong>en</strong>demos de las casas acomodadas a las de los pobres, se comprueba que estos son también<br />

c<strong>en</strong>tros de las industrias caseras, y de diversas formas de intercambio al por m<strong>en</strong>or como hemos<br />

indicado con la chola.<br />

Tal es, <strong>en</strong> síntesis, <strong>el</strong> alma y <strong>el</strong> cuerpo de la casa alto-peruana, es decir, lo que era la<br />

estructura d<strong>el</strong> inmueble, su mobiliario y decorado y las g<strong>en</strong>tes que vivían <strong>en</strong> su interior.<br />

CAPITULO XVI<br />

LA CIUDAD<br />

Su geografía espiritual.- Ceremonial de las fundaciones.- <strong>La</strong> función de las ciudades.- Su<br />

arquitectura.- El templo, las valles, plazas, solares y chacras.- <strong>La</strong> ciudad y <strong>el</strong> campo.- El alma de las<br />

ciudades alto-peruanas.- Su evolución <strong>en</strong> los siglos XVI, XVII y XVIIl.<br />

<strong>La</strong> visión d<strong>el</strong> paisaje <strong>en</strong> los conquistadores, <strong>en</strong> lugar de ser un descubrimi<strong>en</strong>to es un<br />

recuerdo. El paisaje altoperuano para los españoles o pacificadores que se llaman a sí mismos,<br />

era <strong>el</strong> pr<strong>el</strong>udio de una gran sinfonía de riqueza, que estaba aus<strong>en</strong>te de su espíritu como emoción<br />

de vida y de b<strong>el</strong>leza. El paisaje que como un estado de conci<strong>en</strong>cia llevaban metido d<strong>en</strong>tro de su<br />

alma es la visión española. De aquí que los conquistadores para buscar <strong>el</strong> sitio de la fundación de<br />

las ciudades no consultaban a la síbila como los romanos y se limitaban a escuchar la voz interior<br />

de su patria lejana. Parece que fr<strong>en</strong>te a la geografía d<strong>el</strong> Alto Perú, quisieran no descubrir tierras<br />

nuevas, sino descubrir España. Así las ciudades se fundan <strong>en</strong> sitios de configuración geográfica<br />

que recuerdan a los españoles sus rincones amados. Al español le seduc<strong>en</strong> los valles, las abras,<br />

los cañones, las cu<strong>en</strong>ca, siempre algo que les traiga <strong>el</strong> m<strong>en</strong>saje de sus tierras. Cuando <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran<br />

esos r<strong>el</strong>ieves geográficos, protegidos por los vi<strong>en</strong>tos, con un río y unas tierras brillantes de<br />

sem<strong>en</strong>teras, le dilata no ya su propio e interesado egoísmo puram<strong>en</strong>te económico, def<strong>en</strong>sivo o<br />

misional, sino que pone un gesto de creación, pero, siempre con los ojos vu<strong>el</strong>tos a España... Ávila,<br />

Toledo, Alcalá de H<strong>en</strong>ares, Cu<strong>en</strong>ca, Granada, nos recuerdan ciudades altoperuanas, porque éstas<br />

han sido vaciadas <strong>en</strong> <strong>el</strong> molde español, esculpidas <strong>en</strong> tierras, cuya semejanza geológica se<br />

buscaba con afán. Podría atribuirse también este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o a la poca imaginación de los<br />

españoles, que para construir sus c<strong>en</strong>tros de operaciones no querían hacer cosas nuevas, ya que<br />

lo principal estaba cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> los estímulos económicos, improvisando sus fundaciones con la<br />

esperanza de trasladar los reales, siempre a otros sitios más estratégicos y más "españoles", y que<br />

reunieran condiciones más adecuadas a la realidad que perseguían.<br />

89

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!