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La Vida Social en el Coloniaje - andes

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esta ley, al parecer draconiana, era completam<strong>en</strong>te inocua, ya que era un caso muy difícil de que<br />

<strong>el</strong> marido of<strong>en</strong>dido se determinara a matar a dos personas motivo d<strong>el</strong> escándalo contra su honra,<br />

aunque estuviese poseído de un fr<strong>en</strong>ético odio exterminador.<br />

No se castigaba a las indíg<strong>en</strong>as que eran seducidas, amancebadas o prostituídas por los<br />

españoles, recibi<strong>en</strong>do muy suavem<strong>en</strong>te éstos las sanciones. Habían también <strong>en</strong>tre las muchísimas<br />

leyes de Indias, varias t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a proteger al sexo débil indíg<strong>en</strong>a, tales como aquéllas que<br />

prohibían que las indias fueran obligadas a acompañar <strong>en</strong> los viajes a los españoles y a salir de su<br />

resid<strong>en</strong>cia, igualm<strong>en</strong>te que tampoco se aceptaban por las autoridades d<strong>en</strong>uncias de<br />

amancebami<strong>en</strong>to con clérigos si éstas no t<strong>en</strong>ían <strong>el</strong> resguardo de las correspondi<strong>en</strong>tes pruebas, a<br />

fin y objeto de poner a las mujeres indíg<strong>en</strong>as a salvo de infamias y calumnias.<br />

De todo lo anotado, <strong>en</strong> lo que se refiere a la materia legal, se despr<strong>en</strong>de que <strong>el</strong> legislador<br />

español no quiere crear una nueva organización de la familia cristiana y cast<strong>el</strong>lana sino <strong>en</strong>carnar<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> espíritu de los pueblos colonizados su propio espíritu <strong>en</strong> una obra de pros<strong>el</strong>itismo y de<br />

perduración histórica. Así es como podemos recoger como es<strong>en</strong>cia de la estructura de la familia<br />

hispano-criolla d<strong>el</strong> Alto Perú bajo las normas de la "familia regulada", que influía sobre la<br />

organización de la vida de los mestizos e indíg<strong>en</strong>as, sometiéndola a una ortopedia formal,<br />

integrada <strong>en</strong> <strong>el</strong> cuadrilátero cerrado por la piedra cristiana, la obedi<strong>en</strong>cia, la economía y la<br />

autoridad.<br />

CAPITULO V<br />

LA MUJER<br />

Su condición social <strong>en</strong> <strong>el</strong> Alto Perú.- El pap<strong>el</strong> de la madre, de la esposa y de la hija.- <strong>La</strong> monja.- <strong>La</strong><br />

chola.- <strong>La</strong> india.<br />

Trazar un panorama de conjunto sobre la vida de la mujer <strong>en</strong> <strong>el</strong> Alto Perú durante la<br />

Colonia no es tarea simple. Los tres siglos de dominación española, estuvieron difer<strong>en</strong>ciados por<br />

las características especiales, porque la vida de la mujer <strong>en</strong> la alta Colonia d<strong>el</strong> siglo XVI no tuvo las<br />

mismas expresiones <strong>en</strong> <strong>el</strong> siglo XVII y a fines d<strong>el</strong> siglo XVIII. Es, pues, por razones de método que<br />

es necesario sintetizar <strong>en</strong> fórmulas g<strong>en</strong>erales <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de la mujer durante <strong>el</strong> <strong>Coloniaje</strong>.<br />

Examinemos <strong>en</strong> primer término la situación de la mujer <strong>en</strong> <strong>el</strong> grupo de los españoles y<br />

criollos. En una sociedad <strong>en</strong> formación, de jerarquía es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te masculina, porque era de<br />

creación y de lucha, la mujer repres<strong>en</strong>taba la fuerza conservadora y su nacimi<strong>en</strong>to no era bi<strong>en</strong><br />

recibido, pues, las conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cias económicas, la necesidad de la prolongación d<strong>el</strong> ap<strong>el</strong>lido y la<br />

institución d<strong>el</strong> mayorazgo, hacían que la aspiración g<strong>en</strong>eral de los padres, estuviera cifrada <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

acrec<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de la prole masculina. Tarda la familia colonial <strong>en</strong> demostrarse a sí misma la<br />

decepción d<strong>el</strong> nacimi<strong>en</strong>to de una hija, como un bu<strong>en</strong> negocio moral y material, preparándose <strong>el</strong><br />

destinarla al matrimonio o al conv<strong>en</strong>to.<br />

Esta niña mal recibida al nacer, crece <strong>en</strong>tre la servidumbre indíg<strong>en</strong>a o mestiza. Su nurse es<br />

un ama indíg<strong>en</strong>a, que la familiariza <strong>en</strong> <strong>el</strong> l<strong>en</strong>guaje vernáculo. El kindergart<strong>en</strong> para <strong>el</strong> niño o la niña<br />

es <strong>el</strong> mundo de la cocina y de traspatio que está poblado por la servidumbre. En materia de<br />

educación es interesante <strong>el</strong> fervor que pon<strong>en</strong> los padres, <strong>en</strong> que la niña t<strong>en</strong>ga conci<strong>en</strong>cia de la<br />

superioridad de su alcurnia falsa o verdadera, d<strong>el</strong> lustre de su ap<strong>el</strong>lido y de la distancia que debe<br />

guardar con los cholos e indios <strong>en</strong>tre los que desarrolla su cuerpo y su alma. <strong>La</strong> severidad paternal<br />

hace que la niña mire a su prog<strong>en</strong>itor <strong>en</strong> forma terrorífica. <strong>La</strong> niña debe ser humilde, recatada,<br />

triste. El padre será para la niña la imag<strong>en</strong> anticipada d<strong>el</strong> marido.<br />

El mundo de la niña será su casa, <strong>el</strong> estrado, la vida familiar y las pequeñas industrias<br />

hogareñas. Vivirá <strong>en</strong> un mundo de mujeres, aislada de todo varón por la campana neumática de<br />

los conv<strong>en</strong>cionalismos. Se la inicia por todo régim<strong>en</strong> educacional y de cultura <strong>en</strong> las cuatro erres,<br />

es decir, contar, escribir, rezar y leer. Los rezos los apr<strong>en</strong>de de memoria <strong>en</strong> <strong>el</strong> oratorio, durante las<br />

misas o <strong>en</strong> <strong>el</strong> rosario nocturno. Contar, como apr<strong>en</strong>dizaje necesario para cumplir m<strong>en</strong>esteres<br />

domésticos; leer para la mujer es ya empresa más alta y <strong>el</strong> afán corre a cargo de las monjas que<br />

también tratarán de adiestrarla <strong>en</strong> escribir, aunque no se aprecia mucho <strong>el</strong> que la hembra supiera<br />

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