Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que <strong>el</strong> traje fem<strong>en</strong>ino de importación brillaba <strong>en</strong> absoluto. <strong>La</strong>s mujeres indíg<strong>en</strong>as t<strong>en</strong>ían su traje<br />
propio y cuando llegaron los españoles consistía <strong>en</strong> las "llicllas" (piezas tejidas hasta de 1 m2 de<br />
ext<strong>en</strong>sión) sust<strong>en</strong>tadas al cuerpo por medio de sus "pichis" (alfileres que ofrec<strong>en</strong> formas de<br />
cucharas y son de diversos tamaños) sigui<strong>en</strong>do igual sistema los hombres, que demostraban ser<br />
de este modo mucho más prácticos y estéticos que los romanos, tiranizados por la clámide. Este<br />
primer medio siglo de la conquista, mi<strong>en</strong>tras no se pruebe lo contrario, está pues, perdido para la<br />
iniciación d<strong>el</strong> proceso evolutivo d<strong>el</strong> traje durante <strong>el</strong> <strong>Coloniaje</strong>. El año 1.618 aparece una Real<br />
Cédula, disponi<strong>en</strong>do que los indios se vistan. Esta fecha nos ori<strong>en</strong>tará sobre <strong>el</strong> hecho de que los<br />
españoles comi<strong>en</strong>zan a preocuparse d<strong>el</strong> vestido de <strong>el</strong>los mismos y de los naturales. Fundadas las<br />
ciudades y establecida la explotación de las minas, se inició la vida económica de la Colonia a<br />
base de la inmigración, creándose <strong>el</strong> movimi<strong>en</strong>to de la riqueza, que debía ser consumida <strong>en</strong> la<br />
satisfacción de las primordiales necesidades de la nutrición, la vivi<strong>en</strong>da y <strong>el</strong> vestido. <strong>La</strong><br />
sistematización de la vida no se operó pues, de un modo automático, sino bajo <strong>el</strong> signo de un ritmo<br />
muy l<strong>en</strong>to.<br />
El siglo XVI español com<strong>en</strong>zó a pesar <strong>en</strong> materia de trajes con su influ<strong>en</strong>cia sobre <strong>el</strong> Alto<br />
Perú hasta las primeras décadas d<strong>el</strong> siglo XVII. <strong>La</strong> vida d<strong>el</strong> traje comi<strong>en</strong>za a cobrar interés <strong>en</strong> este<br />
siglo que ti<strong>en</strong>e un carácter y una personalidad más vigorosos que <strong>el</strong> anterior. Así pues, la influ<strong>en</strong>cia<br />
d<strong>el</strong> traje español <strong>en</strong> <strong>el</strong> Alto Perú se operó de dos formas, una mediante <strong>el</strong> uso de la indum<strong>en</strong>taria<br />
de las clases urbanas y otra a través d<strong>el</strong> vestido popular de las distintas regiones españolas. A<br />
estas proyecciones de acción directa podemos agregar la influ<strong>en</strong>cia de las filtraciones proced<strong>en</strong>tes<br />
de Lima, capital d<strong>el</strong> virreynato d<strong>el</strong> Perú y la metrópoli d<strong>el</strong> Pacifico, mi<strong>en</strong>tras <strong>el</strong> Alto Perú dep<strong>en</strong>dió<br />
de esa jurisdicción, operándose otras transformaciones cuando Bu<strong>en</strong>os Aires como capital d<strong>el</strong><br />
virreynato actuaba sobre la Audi<strong>en</strong>cia de Charcas y com<strong>en</strong>zó a dejar s<strong>en</strong>tir su acción de la<br />
evolución d<strong>el</strong> vestido.<br />
Antes de trazar ningún perfil sobre los trajes dominantes <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>Coloniaje</strong> durante los siglos<br />
XVII y XVIII, vamos a referimos a tres piezas de la indum<strong>en</strong>taria alto-peruana que actuaron<br />
perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te y que todavía no han desaparecido. En estas tres piezas está <strong>en</strong>cerrada toda la<br />
historia d<strong>el</strong> traje <strong>en</strong> la Colonia, dominando siempre con todo espl<strong>en</strong>dor. Por <strong>en</strong>cima de éllas han<br />
pasado muchas otras vestiduras, pero <strong>el</strong> poncho, <strong>el</strong> mantón y <strong>el</strong> "hábito", han sido lo perdurable,<br />
formas estáticas como esculpidas <strong>en</strong> la misma carne de las g<strong>en</strong>tes. El poncho, que ti<strong>en</strong>e<br />
reminisc<strong>en</strong>cias de la capa y al mismo tiempo de la "lliclla" indíg<strong>en</strong>a, abierta por <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro, parecida<br />
a la capa cuadrada de los cast<strong>el</strong>lanos, que ti<strong>en</strong>e las formas de la "frazada" indíg<strong>en</strong>a y también de<br />
las mantas andaluzas. El poncho que pudo haber surgido como inv<strong>en</strong>ción de los conquistadores,<br />
muertos de frío y vestidos de harapos, no es una pr<strong>en</strong>da mestiza, sino un traje autóctono indíg<strong>en</strong>a<br />
que fue adoptado por los españoles. Para conv<strong>en</strong>cerse d<strong>el</strong> hecho que esta proteica pr<strong>en</strong>da es<br />
vernácula, basta observar la postura de los "chullpas" y la misma posición de los indíg<strong>en</strong>as ateridos<br />
que cubiertos por <strong>el</strong> poncho se si<strong>en</strong>tan sobre sus caderas, con la quijada p<strong>en</strong>sativa apoyada sobre<br />
sus rodillas. Así <strong>el</strong> poncho defi<strong>en</strong>de la integridad de su persona. Los ponchos de montar a caballo<br />
sin duda constituy<strong>en</strong> <strong>el</strong> gesto asimilista español. Otra cosa interesante <strong>en</strong> que también se destaca<br />
<strong>el</strong> f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de ver al conquistador conquistado. El poncho sirvi<strong>en</strong>do al indio, <strong>el</strong> poncho utilizado<br />
por <strong>el</strong> mestizo, <strong>el</strong> poncho adaptado por <strong>el</strong> criollo y <strong>el</strong> poncho que se apodera d<strong>el</strong> español orgulloso<br />
<strong>en</strong> vez de su capa como pr<strong>en</strong>da de viaje, es una de las más características y difundidas piezas de<br />
la indum<strong>en</strong>taria que inclusive ext<strong>en</strong>dió sus dominios a los propios militares <strong>en</strong> campaña.<br />
Al lado d<strong>el</strong> poncho figura <strong>el</strong> manto de las mujeres. Nacido <strong>en</strong> las obscuridades d<strong>el</strong><br />
mestizaje hispano-árabe, <strong>en</strong> Granada o Córdoba, fue adoptado rápidam<strong>en</strong>te como pr<strong>en</strong>da nacional<br />
por las mujeres de las diversas regiones de España. De ahí se trasladó a las Indias y se convirtió<br />
muy pronto <strong>en</strong> una de las pr<strong>en</strong>das "autóctonas", d<strong>el</strong> más puro asimilismo, que fue debido<br />
exclusivam<strong>en</strong>te a motivos de ord<strong>en</strong> r<strong>el</strong>igioso. <strong>La</strong>s mujeres debían ingresar <strong>en</strong> <strong>el</strong> templo cubiertas,<br />
para cumplir un viejo rito católico. De ahí que la iglesia alto-peruana prescribiera <strong>el</strong> uso de los<br />
mantos, "mantones", mantas y "rebozos", para las mujeres de las distintas clases sociales. En<br />
efecto, <strong>el</strong> Concilio de Lima dispuso que las mujeres se cubrieran íntegram<strong>en</strong>te para las<br />
procesiones o actos <strong>en</strong> los que se hagan suplicaciones. Pero, mi<strong>en</strong>tras esto ocurría <strong>en</strong> las Indias,<br />
55