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»Tened piedad de los que mandan y de los que sirven muchas horas al
día y se sacrifican a cambio de un domingo en que todo está cerrado y no
hay a dónde ir. Pero tened piedad de los que santifican vuestra obra y
trascienden los límites de su propia locura y terminan endeudados o
clavados en la cruz por sus propios hermanos, porque éstos no conocieron
tu ley que dice: “sé prudente como las serpientes y simple como las
palomas”.
»Tened piedad porque el hombre puede vencer al mundo y no trabar
nunca el Buen Combate consigo mismo. Pero tened piedad de los que
vencieron el Buen Combate consigo mismos y ahora están por las esquinas
y bares de la vida, porque no consiguieron vencer al mundo, porque éstos
no conocieron tu ley que dice: “quien observa mis palabras tiene que
edificar su casa en la roca”.
»Tened piedad de los que tienen miedo de tomar en su mano una pluma,
un pincel, un instrumento, una herramienta, porque creen que alguien ya lo
hizo mejor que ellos y no se sienten dignos de entrar en la mansión
portentosa del Arte. Pero tened más piedad de los que tomaron en su mano
una pluma, un pincel, un instrumento, una herramienta y transformaron la
inspiración en una forma mezquina de sentirse mejores que los otros. Éstos
no conocieron tu ley que dice: “nada está oculto sino para ser manifestado,
y nada se hace a escondidas sino para ser revelado”.
»Tened piedad de los que comen y beben, y se hartan, pero son infelices
y solitarios en su hartazgo. Pero tened más piedad de los que ayunan,
censuran, prohíben y se sienten santos y van a predicar Tu nombre por las
plazas, porque éstos no conocen tu ley que dice: “si yo testifico respecto de
mí mismo, mi testimonio no es verdadero”.
»Tened piedad de los que temen la Muerte y desconocen los muchos
reinos que caminaron y las muchas muertes que ya murieron, y son infelices
porque piensan que todo acabará un día. Pero tened más piedad de los que
ya conocieron sus muchas muertes y hoy se consideran inmortales, porque
desconocen tu ley que dice: “quien no nace de nuevo no podrá ver el Reino
de Dios”.