08.11.2021 Views

1. El peregrino de Compostela

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Dios. Jesús dijo cierta vez: «La casa de mi Padre tiene muchas moradas» y

sabía perfectamente de lo que estaba hablando.

Petrus repitió que a partir de pasado mañana no volvería a verlo.

—Un día, en el futuro, recibirás un comunicado de mi parte, pidiendo

que conduzcas a alguien por el Camino de Santiago, del mismo modo que

yo te conduje. Entonces podrás vivir el gran secreto de esta jornada y que te

voy a revelar ahora, pero sólo con palabras. Es un secreto que es necesario

vivirse para entenderlo.

Hubo un prolongado silencio. Llegué a pensar que había cambiado de

idea o que había salido del estacionamiento del tren. Sentí un enorme deseo

de abrir los ojos para ver qué estaba pasando y me esforcé en concentrarme

en el Soplo de RAM.

—El secreto es el siguiente —dijo la voz de Petrus después de un largo

rato—: Sólo puedes aprender al enseñar. Hicimos juntos el Extraño Camino

de Santiago, pero mientras aprendías las Prácticas yo comenzaba a conocer

el significado de dichas Prácticas. Al enseñarte aprendí de verdad. Al

asumir el papel de guía, logré encontrar mi propio camino.

»Si consigues encontrar tu espada, tendrás que enseñarle el camino a

alguien, y sólo cuando eso ocurra, cuando aceptes el papel de Maestre,

encontrarás todas las respuestas dentro de tu corazón. Todos nosotros ya

conocemos todo antes de que alguien siquiera nos haya hablado al respecto.

La vida enseña a cada momento y el único secreto es aceptar que, sólo con

nuestra vida cotidiana, podemos ser tan sabios como Salomón y tan

poderosos como Alejandro Magno, pero sólo nos enteramos de ello cuando

nos vemos forzados a enseñar a alguien y a participar en aventuras tan

extravagantes como ésta.

Estaba viviendo una de las despedidas más inesperadas de mi vida.

Alguien con quien había establecido un vínculo tan intenso, que esperaba

que me condujera hasta mi objetivo, me dejaba allí, en medio del camino,

en una estación de tren olorosa a aceite y con los ojos cerrados.

—No me gusta decir adiós —continuó Petrus—. Soy italiano y por

tanto emocional. Porque así lo manda la Ley, deberás descubrir tu espada

solo —ésta es la única manera de que creas en tu propio poder—. Todo lo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!