1. El peregrino de Compostela

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—Quédate tranquilo, descansa —dijo él—. Trata de respirar lentamente.Así lo hice y caí en un sueño profundo, pero sin soñar. Cuando desperté,el sol había cambiado de posición, y Petrus, ya completamente vestido, mepasó mi ropa y dijo que era hora de continuar.—Estoy muy cansado —respondí.—No te preocupes. Voy a enseñarte a sacar energía de todo lo que terodea.Y Petrus me enseñó «El SOPLO DE RAM».El Soplo de RAMExhale todo el aire de sus pulmones; vacíelos hasta donde le seaposible. Después, comience a aspirar lentamente a medida quelevanta los brazos en alto. Mientras aspira, concéntrese en que se estállenando de amor, paz y armonía con el universo.Contenga la respiración y mantenga los brazos en alto el mayortiempo posible, gozando de la armonía interior y exterior.Cuando llegue al límite, suelte todo el aire en una rápidaexpiración, mientras pronuncia la palabra RAM.Repita esto durante cinco minutos.Realicé el ejercicio durante cinco minutos y me sentí mejor. Me levanté,me puse la ropa y cogí la mochila.—Ven aquí —dijo Petrus. Y caminé hasta el borde de la planicie. Bajomis pies rugía la cascada.—Vista de aquí parece mucho más fácil que vista desde abajo —dije.—Exactamente. Y si te hubiera mostrado este panorama antes, tehabrías engañado y evaluado mal tus posibilidades.Seguía sintiéndome débil y repetí el ejercicio. Al poco rato, todo eluniverso a mi alrededor comenzó a entrar en armonía conmigo y a penetrar
en mi corazón. Pregunté por qué no me había enseñado el SOPLO DERAM antes; muchas veces había sentido pereza y cansancio en el Caminode Santiago.—Porque nunca lo demostraste —dijo riendo, y luego me preguntó siaún tenía los deliciosos bizcochos de mantequilla que había comprado enAstorga.
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En este apasionante relato, Paulo C
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Título original: O Diário de un M
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CUANDO comenzamos la peregrinación
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pensando que fui engañado, que la
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un agua mineral, un sol agradable y
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devorada por la tierra: el hierro d
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fecha, en algún punto de un camino
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meses decidir dejarlo todo y hacer
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sagrada, les fue dado el nombre de
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Saint-Jean-Pied-de-PortUN desfile c
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—No vas a necesitar esto —dijo,
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guardé en la mochila. Las colgader
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—Sí, era el demonio —y cuando
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prácticas, las que hacen que el ho
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volverse dolorosa, insoportable. Cu
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español y, debido a esto, un monum
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pasamos por determinados lugares cu
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—No hagas de este ejercicio una t
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pasado que no volvería más, como
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—Se acabó —dijo—. Puedes irt
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Petrus había encendido su horrible
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El campesino pidió que lo disculp
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realidad de la vida. Matamos nuestr
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mundo, las iglesias son iglesias y
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La cena fue servida: sopa de verdur
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—Señor, usted no necesita esta p
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valientemente.Entonces recordé que
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El dueño del bar vaciló un instan
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La neblina fue disipándose cada ve
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