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»Durante los primeros siglos del Camino de Santiago, mientras de toda
Europa llegaban peregrinos, curas, nobles e incluso reyes que querían rendir
homenaje al santo, también llegaron asaltantes y bandoleros. La historia
registra innumerables casos de robos de caravanas enteras de peregrinos y
de crímenes horribles cometidos contra los viajeros solitarios.
Todo se repite, pensé para mis adentros.
—Por eso, algunos nobles caballeros resolvieron crear una forma de dar
protección a los peregrinos, y cada uno de ellos se encargó de proteger una
parte del Camino. Pero, como los ríos cambian su curso, también el ideal de
los hombres está sujeto a cambios. Además de espantar a los malhechores,
los caballeros andantes comenzaron a disputar entre ellos por quién era el
más fuerte y el más valiente del Camino de Santiago. No pasó mucho antes
de que comenzaran a luchar entre sí, y los bandidos volvieron a actuar con
impunidad en los caminos.
»Esto fue así durante mucho tiempo hasta que, en 1434, un noble de la
ciudad de León se enamoró de una mujer. Se llamaba don Suero de
Quiñones, era rico y fuerte, y trató por todos los medios de obtener la mano
de su amada en matrimonio. Pero esta señora —cuyo nombre olvidó
guardar la historia— no quiso ni saber de esa inmensa pasión y rechazó la
petición.
Me moría de curiosidad por saber qué relación había entre un amor
rechazado y el pleito de los caballeros andantes. Petrus notó mi interés y
dijo que sólo contaría el resto de la historia si me terminaba el emparedado
y reemprendíamos la marcha.
—Te pareces a mi madre cuando yo era niño —respondí. Me tragué el
último pedazo de pan, tomé la mochila y comenzamos a atravesar la
pequeña ciudad adormecida.
Petrus continuó:
—Nuestro caballero, herido en su amor propio, resolvió hacer
exactamente lo que todos los hombres hacen cuando se sienten rechazados:
comenzar una guerra particular. Se prometió a sí mismo que realizaría una
hazaña tan importante que la doncella nunca más olvidaría su nombre.
Durante muchos meses, procuró un ideal noble al cual consagrar aquel