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—Tienes razón. Tanto tú como yo, así como la mayoría de los
peregrinos que cruzaron el Camino de Santiago mediante las Palabras de
RAM, experimentamos Ágape en su otra forma: el Entusiasmo.
»Entre los antiguos, Entusiasmo significa trance, arrobamiento, vínculo
con Dios. El Entusiasmo es Ágape dirigido por alguna idea, alguna cosa.
Todos hemos pasado por esto. Cuando amamos y creemos desde lo más
profundo de nuestra alma en algo, nos sentimos más fuertes que el resto del
mundo y nos invade una serenidad proveniente de la certeza de que nada
podrá vencer nuestra fe. Esta fuerza extraña hace que siempre tomemos las
decisiones correctas en el momento exacto, y cuando alcanzamos nuestro
objetivo nos sorprendemos de nuestra propia capacidad, porque durante el
Buen Combate nada más tiene importancia: estamos siendo llevados, a
través del Entusiasmo, hacia nuestra meta.
»Normalmente, el Entusiasmo se manifiesta con todo su poderío en los
primeros años de nuestra vida. Aún tenemos un fuerte lazo con la divinidad
y nos volcamos con tal voluntad sobre nuestros juguetes, que las muñecas
cobran vida y los soldaditos de plomo pueden marchar. Cuando Jesús dijo
que el reino de los cielos era de los niños, se refería a Ágape en forma de
Entusiasmo. Los niños llegaron a él sin pensar en sus milagros, su
sabiduría, ni en los fariseos o los apóstoles. Venían alegres, movidos por el
Entusiasmo.
Le conté a Petrus que —justo esa tarde— me di cuenta de que estaba
completamente comprometido con el Camino de Santiago. Aquellos días y
noches por las tierras de España casi me hicieron olvidar mi espada, y se
habían convertido en una experiencia única. Todo lo demás había perdido
importancia.
—Esta tarde intentamos pescar y los peces no mordieron el anzuelo —
dijo Petrus—. Por lo regular dejamos que el Entusiasmo se escape de
nuestras manos por estas pequeñas cosas, que no tienen la menor
importancia ante la grandeza de cada existencia. Perdemos el entusiasmo
debido a nuestras pequeñas y necesarias derrotas durante el Buen Combate,
y como no sabemos que el entusiasmo es una fuerza mayor, encaminada
hacia la victoria final, dejamos que se escape entre nuestros dedos, sin