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Con la realización diaria de este ejercicio, comenzará a oír voces.
Primero, creerá que son fruto de su imaginación; luego descubrirá
que son voces de personas de tiempos pasados, presentes y futuros,
participando de la Memoria del Tiempo.
Este ejercicio sólo debe realizarse si ya conoce la voz de su
Mensajero.
Duración mínima: diez minutos.
—Hazlo ahora mismo —dijo.
Comencé a realizar el ejercicio. Escuché el viento, alguna voz femenina
muy a lo lejos y en un determinado momento percibí que estaban
quebrando una rama. No era realmente un ejercicio difícil, y su sencillez me
dejó fascinado. Pegué la oreja al suelo y empecé a escuchar el ruido sordo
de la tierra. Al poco rato comencé a distinguir por separado cada sonido: el
sonido de las hojas quietas, el sonido de la voz a la distancia, el ruido del
batir de las alas de un pájaro. Un animal gruñó, pero no pude identificar qué
tipo de bicho era. Los quince minutos de ejercicio se fueron volando.
—Con el tiempo, verás que este ejercicio te ayudará a tomar la decisión
correcta —dijo Petrus, sin preguntar qué había escuchado—. Ágape habla
mediante el Globo Azul, pero también a través de la vista, del tacto, del
perfume, del corazón y los oídos. En una semana, máximo, comenzarás a
escuchar voces. Primero serán voces tímidas, pero al poco tiempo
empezarán a decirte cosas importantes. Sólo ten cuidado con tu Mensajero,
que va a intentar confundirte, pero como conoces su voz, ya no será una
amenaza.
Petrus preguntó si escuché el llamado alegre de un enemigo, la
invitación de una mujer o el secreto de mi espada.
—Sólo escuché una voz femenina a lo lejos —dije—, pero era una
campesina llamando al hijo.
—Entonces mira esa cruz que tienes enfrente y colócala de pie con tu
pensamiento.