08.11.2021 Views

1. El peregrino de Compostela

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Estás demasiado convencido de tu poder —dijo—. La cascada, las

Prácticas de RAM y las conversaciones con tu Mensajero te hicieron

olvidar que faltaba un enemigo por vencer y que tenías una cita con él.

Antes de que la mano maneje la espada, debe localizar al enemigo y saber

cómo enfrentarlo. La espada sólo da el golpe, pero la mano ya es vencedora

o perdedora antes de ese golpe.

»Conseguiste vencer a Legión sin tu espada. Hay un secreto en esta

búsqueda, un secreto que aún no has descubierto, pero que sin él jamás

podrás encontrar lo que buscas.

Me quedé callado. Cada vez que tenía la certeza de estarme acercando a

mi objetivo, Petrus insistía en decir que yo era un simple peregrino y que

siempre faltaba algo por encontrar o que estaba buscando. La sensación de

alegría que estaba sintiendo minutos antes de iniciar aquella conversación

desapareció por completo.

Una vez más estaba comenzando el Extraño Camino de Santiago y eso

me desmoralizó totalmente. Por esa carretera que mis pies pisaban, millones

de personas habían pasado durante doce siglos, yendo y volviendo de

Santiago de Compostela. En su caso, llegar adonde querían era sólo una

cuestión de tiempo. En mi caso, las trampas de la Tradición siempre estaban

colocando un obstáculo más por vencer, una prueba más por cumplir.

Le dije a Petrus que me estaba sintiendo cansado y nos sentamos bajo

una sombra que encontramos en la bajada. Había grandes cruces de madera

bordeando el camino. Petrus colocó las dos mochilas en el suelo y continuó

hablando:

—Un enemigo siempre representa nuestro lado débil, que puede ser el

miedo al dolor, también la prematura sensación de victoria o el deseo de

abandonar el combate creyendo que no vale la pena.

»Nuestro enemigo entra a la lucha sólo porque sabe que puede tocarnos,

exactamente en ese punto donde nuestro orgullo nos hizo creer que éramos

invencibles. Durante la lucha estamos siempre buscando proteger nuestro

lado vulnerable, mientras el Enemigo golpea el lado desprotegido —ése en

el que más confiamos—, y terminamos derrotados porque sucede lo que

nunca debió suceder: dejar que el enemigo escoja la manera de luchar.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!