You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
XX y conceptos como infierno, pecado y demonio ya no tenían el menor
sentido para, nadie con un poco de inteligencia.
En la Tradición, cuyas enseñanzas yo había seguido durante mucho más
tiempo que el Camino de Santiago, el Mensajero —llamado simplemente
demonio, sin prejuicios— era un espíritu que dominaba las fuerzas de la
Tierra y que estaba siempre en favor del hombre. Era muy utilizado en
Obras Mágicas, pero nunca como aliado ni consejero en lo cotidiano. Petrus
había dado a entender que yo podría aprovechar la amistad del Mensajero
para mejorar en el trabajo y en el mundo. Además de profana, la idea me
parecía infantil.
Pero yo había jurado obediencia total a madame Lawrence y una vez
más tuve que clavarme una uña en el nacimiento del pulgar, en carne viva.
—No debí haberme exaltado —dijo Petrus después de salir—. Al final
de cuentas, él no tiró la taza sobre mí, sino sobre el mundo que odia. Sabe
que existe un mundo gigantesco, más allá de las fronteras de su propia
imaginación y su participación en este mundo se limita a despertarse
temprano, ir a la panadería, servir a quien pase y masturbarse por las
noches, soñando con mujeres que nunca conocerá.
Era hora de hacer un alto para la siesta, pero Petrus decidió seguir
caminando. Dijo que era una manera de hacer penitencia por su
intolerancia. Yo, que nada había hecho, debí acompañarlo bajo aquel sol
fuerte. Pensaba en el Buen Combate y en los millones de personas dispersas
por el mundo que, en ese instante, estaban haciendo cosas que no querían
hacer. El Ejercicio de la Crueldad, a pesar de estarme dejando el dedo en
carne viva, me hacía mucho bien. Me hizo darme cuenta de lo traicionera
que podía ser mi mente al empujarme a hacer cosas que no quería y al
hacerme abrigar sentimientos que no me ayudaban. En ese momento quise
que Petrus tuviera razón: que existiera realmente el Mensajero, con quien
podría hablar de cosas prácticas y pedirle ayuda en los asuntos del mundo.
Esperé con ansia que llegara la noche.