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1. El peregrino de Compostela

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al hombre como su más noble sentimiento, pasará a ser fuente de odio y

destrucción.

Miré en derredor. Eros estaba presente en varias parejas. El Ejercicio del

Agua había despertado el lenguaje de mi corazón y estaba viendo a las

personas de una manera diferente. Tal vez fueran los días de soledad en

campo abierto, tal vez las Prácticas de RAM pero el caso es que sentía la

presencia del Eros Bueno y el Eros Malo, tal como Petrus la había descrito.

—Fíjate qué curioso —dijo Petrus, al notar lo mismo que yo—. A pesar

de ser bueno o malo, el rostro de Eros nunca es el mismo en cada persona.

Exactamente como las estrellas sobre las que te hablaba hace media hora, y

nadie puede escapar de Eros. Todos necesitan su presencia —aunque

muchas veces Eros haga que nos sintamos lejos del mundo, encerrados en

nuestra soledad.

La banda comenzó a tocar un vals. La gente se dirigió a una pequeña

plancha de cemento frente al templete y comenzó a bailar. El alcohol surtía

efecto y todos estaban más sudados y más alegres. Miré a una joven vestida

de azul, que debe haber esperado esta boda sólo para que llegara el

momento del vals —porque quería bailar con alguien con quien soñaba

estar abrazada desde que entró a la adolescencia—. Sus ojos seguían los

movimientos de un muchacho bien vestido, de traje claro, que estaba con un

grupo de amigos. Todos conversaban alegremente y no habían notado que el

vals comenzó, y que a algunos metros de distancia una joven de azul miraba

insistentemente a uno de ellos.

Pensé en las ciudades pequeñas, en los casamientos soñados desde la

infancia con el muchacho que se ha elegido.

La muchacha de azul advirtió mi mirada y se alejó de la pista. Entonces

tocó el turno al muchacho, quien la buscó con la mirada. Cuando la

descubrió cerca de otras jóvenes, volvió a conversar animadamente con los

amigos.

Llamé la atención de Petrus sobre los muchachos. Él siguió durante

algún tiempo el juego de miradas y después volvió a su vaso de vino.

—Actúan como si fuera una vergüenza demostrar que se aman —fue su

único comentario.

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