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1. El peregrino de Compostela

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renaciendo, queriendo ser bañado por dentro y por fuera por aquel sol

inmenso que brillaba y me pedía crecer más, estirarme más, para abrazarlo

con todas mis ramas. Fui tensando cada vez más los brazos, los músculos de

todo el cuerpo comenzaron a dolerme y sentí que medía mil metros de

altura y que podía abrazar muchas montañas. El cuerpo fue expandiéndose,

expandiéndose hasta que el dolor muscular fue tan intenso que no aguanté

más y di un grito.

Abrí los ojos y Petrus estaba delante de mí, sonriendo y fumándose un

cigarro. La luz del día aún no había desaparecido, pero me sorprendió

darme cuenta de que no hacía el sol que había imaginado. Pregunté si

quería que le describiera las sensaciones y respondió que no.

—Esto es algo muy personal y debes guardarlas para ti mismo. ¿Cómo

podría yo juzgarlas? Son tuyas, no mías.

Petrus dijo que dormiríamos allí mismo. Hicimos una pequeña fogata,

tomamos lo que quedaba en su garrafa de vino y preparé unos emparedados

con un paté foie-gras que compré antes de llegar a Saint-Jean. Petrus fue

hasta el riachuelo que corría cerca de nosotros y trajo unos peces, que asó

en la fogata. Después nos acostamos en nuestros respectivos sacos de

dormir.

Entre las grandes sensaciones que experimenté en mi vida, no puedo

olvidar aquella primera noche en el Camino de Santiago. Hacía frío, a pesar

de ser verano, pero aún tenía en la boca el sabor del vino que Petrus había

traído.

Miré al cielo y la Vía Láctea se extendía sobre mí, mostrando el

inmenso camino que debíamos atravesar. En otro tiempo, esta inmensidad

me habría provocado una enorme angustia, un miedo terrible de no ser

capaz de recorrerla, de ser demasiado pequeño para lograrlo. Pero hoy era

una semilla y había nacido de nuevo. Había descubierto que, a pesar de la

comodidad de la tierra y del sueño que dormía, era mucho más bella la vida

«allá arriba». Yo podía nacer siempre, cuantas veces quisiera, hasta que mis

brazos fueran lo suficientemente grandes para poder abrazar la tierra de

donde provenía.

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