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Paulo Freire

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Por lo expuesto, diría que hubo la producción de una cultura freiriana que<br />

matizó política y pedagógicamente el quehacer docente y discente, posicionando<br />

a los educadores y a los educandos como sujetos que aprenden, dando la voz<br />

a quien no era escuchado y creando condiciones para que grupos culturales y<br />

movimientos sociales interfieran no sólo en las prácticas educacionales, sino en el<br />

propio cotidiano de la escuela.<br />

Referencias: FREIRE, <strong>Paulo</strong>. Ação cultural para a liberdade e outros escritos. 4 ed. Rio<br />

de Janeiro, Paz e Terra, 1979; FREIRE, <strong>Paulo</strong>. Educação como pratica da liberdade.<br />

11 ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1980; FREIRE, <strong>Paulo</strong>. Medo e ousadia. Rio de<br />

Janeiro: Paz e Terra, 1987; FREIRE, <strong>Paulo</strong>. Pedagogia da Esperança. Um reencontro<br />

com a Pedagogia do Oprimido. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1997.<br />

CULTURA (Movimientos de cultura popular)<br />

Carlos Rodrigues Brandão<br />

“Somos seres naturales, pero naturalmente humanos”, escribió Marx en<br />

algún momento. Y somos humanos porque, siendo seres de la naturaleza, nos<br />

construimos como sujetos sociales creadores de cultura. Todo lo que existe entre<br />

la persona, la pedagogía y la educación, conforma planos, conexiones, hilos y<br />

tramas del tejido complejo y siempre cambiante de una cultura. Somos humanos<br />

porque creamos cultura y la transformamos continuamente. Y una cultura<br />

o algunas, existen entre nosotros y en nosotros de forma subjetiva y objetiva.<br />

Ellas están en todo aquello que creamos al socializar la naturaleza. Esto es, al<br />

transformar cosas del mundo natural en objetos del mundo cultural. Los animales<br />

se transforman orgánicamente para adaptarse a sus ambientes naturales. Nosotros<br />

los transformamos para adaptarlos a nosotros. Y, en el mismo proceso, nos<br />

transformamos personal y colectivamente a nosotros mismos, al crear, junto con<br />

los utensilios de los que nos servimos para sobrevivir, los símbolos, los saberes, los<br />

sentidos y los significados de los que nos servimos para convivir.<br />

Hay distinción entre dos mundos: el de la naturaleza y el de la cultura. El<br />

papel activo del hombre en su sociedad y con su realidad; el sentido de mediación<br />

que tiene la naturaleza con las relaciones y las comunicaciones de los hombres; la<br />

cultura como agregación que el hombre hace a un mundo que no fue construido<br />

por él; la cultura como resultado de su esfuerzo creador y recreador. Y, en las<br />

palabras de <strong>Freire</strong>: “La cultura como el acrecentamiento que hace el hombre al<br />

mundo que no lo hizo. La cultura como resultado de su trabajo. De su esfuerzo<br />

creador y recreador” (FREIRE, 1969, p. 109).<br />

Así, vivimos e interactuamos en y a través de la cultura creada objetivamente<br />

por nosotros. Y somos subjetivamente la interiorización de prácticas culturales<br />

del hacer, de reglas del actuar (las diferentes gramáticas sociales), de sistemas de<br />

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