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Paulo Freire

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PRONUNCIAR EL MUNDO<br />

Fabio da Purificação de Bastos<br />

<strong>Freire</strong> (1976) parte de la premisa de que no hay “pronunciación” del mundo sin<br />

acción transformadora consciente sobre él. Se trata de praxis, acción y reflexión<br />

concomitantes, actuando procesualmente y en el mismo sentido, crítico<br />

y liberador. El propio <strong>Freire</strong> (1970 y 1976a) afirma que se trata de “acción<br />

consciente” a la que se refirió varias veces Marx. Pero alerta: es necesario resaltar<br />

también, que hay diferentes maneras de “pronunciar el mundo”. Si por un lado<br />

eso problematiza los pensar y actuar correctamente, por otro lado fortalece aún<br />

más el carácter diverso y unitario de la perspectiva liberadora. Contextualizando<br />

esas maneras de pronunciar el mundo, afirmamos que la de las clases dominantes<br />

determina el silencio de las clases dominadas o la apariencia de su voz, en su<br />

recuperación por aquellas. Es la cultura del silencio esencial para la opresión<br />

cultural. A su vez, la manera de pronunciar el mundo de las clases dominadas,<br />

demanda su organización revolucionaria para la abolición de las estructuras<br />

de opresión. Es la cultura dialógica, problematizadora y necesariamente<br />

comunicativa, exigente de “pronunciaciones” del mundo por los seres humanos<br />

que hacen la historia.<br />

La percepción de todo esto es indispensable a los educadores-educandos y<br />

educandos-educadores, si la opción educacional es realmente liberadora. Al final<br />

de cuentas, nadie libera a nadie, sino que la liberación es producto de la comunión<br />

de lo seres involucrados en ello que es esencialmente “actos de pronunciaciones” de<br />

dos realidades vividas concretamente. Esa percepción crítica y liberadora, ayuda a<br />

rechazar el perfil que hacen de ellos las clases dominantes como “marginales”, “mal<br />

educados”, “disolutos” y “encarnarse”, verse a sí mismos como clase dominada,<br />

cuya tarea existencial no puede agotarse en ser mecánicamente educados y/o<br />

escolarizados. Esto necesariamente nos impone el deber de “pronunciar el mundo”<br />

a nuestra manera. Dicho de otra forma, a pesar estar mediados por conceptos<br />

científico-tecnológicos universales, la problematización de la realidad requiere<br />

contextualización “pronunciada” por el par pensamiento-lenguaje.<br />

Desde el punto de vista formativo, eso cambia el desarrollo cultural de<br />

los sujetos, pues la existencia, por ser humana, no puede ser muda, silenciosa,<br />

ni tampoco puede nutrirse de falsas palabras, sino de palabras verdaderas con<br />

las que los seres humanos transforman el mundo. Palabras pronunciadas con<br />

el propósito de producir existencialmente comunicación, diálogo y liberación.<br />

Existir humanamente es, de forma indispensable, pronunciar el mundo, lo que<br />

implica modificarlo. A su vez, el mundo pronunciado, se vuelve problematizado<br />

para los sujetos que pronuncian, exigiendo de ellos un nuevo pronunciar. No es<br />

pronunciar solamente la Ciencia y la Tecnología, que transforman nuestra realidad<br />

concreta, sino nuestro pronunciamiento mediado por los aparatos científicostecnológicos<br />

que producen con nosotros nuestra existencia en la perspectiva de<br />

la liberación.<br />

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