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Paulo Freire

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¿Cómo justificar esa afirmación? El raciocinio retoma la discusión sobre qué es<br />

“acción” o “práctica”. Los seres humanos, las sociedades, son entendidos dentro<br />

de una concepción específica de la acción o práctica. En un análisis del actuar<br />

y de las prácticas sociales pueden ser identificados cuatro tipos de acción, todos<br />

intencionales. Se puede actuar activamente, colocando un acto, y algo sucede,<br />

esto es, hay una modificación final. Llamemos a eso hacer. Pero se puede actuar<br />

en un segundo tipo de acción activa, colocando un acto que impida el cambio:<br />

entonces no sucede nada. Son dos tipos de acción activa, pero con efectos<br />

completamente diferentes. Y también hay dos tipos más que podrían llamarse de<br />

acción pasiva: en un primero yo permito, dejo suceder algo, y tenemos un efecto<br />

transformador, un cambio. Ya en un segundo tipo de acción pasiva, yo me omito,<br />

y consecuentemente, las cosas continúan como están, no sucede nada. Pero todos<br />

esos tipos son intencionales. Consecuencia: para una ontología de la acción,<br />

en una perspectiva de la teoría crítica, es imposible “no actuar”: hacer, impedir,<br />

permitir y omitirse son siempre acciones, prácticas (ISRAEL,TAJFEL, 1972).<br />

A partir de aquí, una conclusión central: ya que a toda acción corresponde una<br />

ética (pues no hay acción que no contenga intrínsecamente en sí una dimensión<br />

valorativa), de la misma manera como es imposible no actuar, consecuentemente<br />

es imposible ser neutro, como se puede ver a partir de la siguiente afirmación de<br />

<strong>Freire</strong> (1998, p. 64):<br />

Estar en el mundo no es posible sin hacer historia, sin ser hecho por<br />

ella, sin hacer cultura, sin “tratar” su propia presencia en el mundo,<br />

sin soñar, sin cantar, sin musicalizar, sin pintar, sin cuidar la tierra,<br />

las aguas, sin usar las manos, sin esculpir, sin filosofar, sin puntos<br />

de vista sobre el mundo, sin hacer ciencia o teología, sin asombro<br />

frente al misterio, sin aprender, sin enseñar, sin ideas de formación,<br />

sin politizar.<br />

El segundo presupuesto de la Teoría Crítica, fuertemente presente en <strong>Freire</strong>,<br />

es que el conocimiento no es sólo cognitivo: él es también una “práctica”. Es<br />

imposible separar teoría y práctica. De ahí tal vez la más importante contribución<br />

de <strong>Paulo</strong> <strong>Freire</strong> a la historia de la pedagogía: que el “contenido” más importante de<br />

la educación es la “práctica”. Eso queda admirablemente explicado en el hecho de<br />

que 13 publicaciones de <strong>Freire</strong> contienen la palabra “pedagogía” en el título. Es el<br />

“cómo”, no es el “qué”, el contenido más importante de la educación. Ese “cómo”,<br />

esa práctica, es conocido. En una carta a cuatro jóvenes (1979, p. 7) afirma:<br />

“Conocer los Evangelios mientras busco practicarlos (…) es la mejor forma que<br />

tengo para enseñarlos”. Practicar y conocer, como condición de enseñar, son tres<br />

actos inseparables.<br />

Aún sobre el saber como forma de conocimiento, <strong>Freire</strong> insiste en que no hay<br />

un saber mejor o peor: hay saberes diferentes. La jerarquía en los saberes da inicio<br />

a la dominación de otras esferas de la sociedad (JOVCHELOVITCH, 2008).<br />

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