MEMORIAS DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A AMÉRICA | [ 1 ]
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uruguAy<br />
dijo “Pues entonces, pelearemos”, pero mi tío Manolo, que era mucho más reposado y práctico, le<br />
dijo: “No, tú te vienes conmigo”.<br />
La entrada de los ejércitos de Hitler en Francia les obligó a abandonar en el país y<br />
se dirigieron a Uruguay, donde su padre tenía varios hermanos que habían emigrado en<br />
busca de fortuna. Su hermano y él llegaron a Montevideo el 6 de abril de 1940 embarcados<br />
en el Aurigny. Los primeros meses en este país fueron duros, al menos hasta la llegada de<br />
sus padres, que se produjo unos meses más tarde. La familia comenzó a reorganizarse.<br />
Su padre empezó a trabajar en la ferretería que tenían sus hermanos, pero no terminó<br />
de adaptarse a la nueva situación. La impresión que tuvo Alberto del país durante los<br />
primeros momentos fue muy negativa, sobre todo para un muchacho que había estudiado<br />
en Madrid, París o Berlín, educado en un ambiente distinguido y culto.<br />
Cuando llegamos… me pareció un pueblo horrible… Por las fotos que había visto de la<br />
Rambla, me imaginaba un país moderno y me llevé una gran desilusión. En el puerto estaba mi<br />
tío… No sé si había algún primo... Estaba con un coche muy bueno, que eso me extrañaba porque<br />
hacía muchos años que nosotros no teníamos coche. Y en Madrid no teníamos auto tampoco. No<br />
sé por qué…<br />
Se matriculó en la Facultad de Medicina pero también aquí tuvo problemas para<br />
hacer amigos. Mientras tanto trabajó como médico yendo a los barcos a atender a los<br />
marineros y como practicante en el Hospital Británico. Sus padres tuvieron grandes<br />
dificultades para adaptarse a una vida tan diferente de la que llevaban en España y<br />
decidieron regresar a los pocos años.<br />
Mi padre iba todas las mañanas en tranvía a trabajar a la ferretería de los hermanos<br />
y venía furioso. El pobre se rompía todo y no servía para nada. Siendo ingeniero, no tenía la<br />
menor fibra comercial con lo cual era un martirio para él y para su hermano (…) Cosas de esas<br />
le fueron haciendo la vida insoportable, hasta que a los ocho años ya se volvió a España con mi<br />
madre y con mi hermano. Mi tío nos ayudó en muchas cosas, pero tenía una especie de desprecio<br />
por nosotros. Y mi padre tenía un carácter muy raro y difícil, y no se supo adaptar para nada a la<br />
parte comercial, como no supo hacerlo en España tampoco... Porque construyó casas y carreteras<br />
y otro, con eso, se hubiera hecho rico… Pero él no, porque si había que poner dos centímetros de<br />
asfalto, él ponía dos y medio cuando los otros ponen uno solo, y cosas por el estilo...<br />
Alberto Joaquín terminó su especialidad de ginecología en 1949. Recién salido de<br />
la facultad se fue con su título a ofrecer sus servicios a distintas instituciones, entre ellas<br />
la Casa de Galicia, de la que no guarda un grato recuerdo.<br />
Se casó dos veces y fue precisamente a raíz del segundo matrimonio cuando su vida<br />
y la propia percepción del país comenzaron a cambiar. Su puesto como médico de Iberia en<br />
Montevideo y sus continuos viajes le devolvieron la ilusión. Ascendió económica y socialmente,<br />
comenzó a relacionarse de otro modo con personas más afines. La relajada práctica del golf le<br />
ayudó mucho en este sentido. Se define a si mismo como un expatriado singular.<br />
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