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MEMORIAS DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A AMÉRICA | [ 1 ]

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ArgentinA<br />

Miguel Escandell<br />

La emigración duele<br />

Miguel Escandell nació en La Mola, Formentera, en 1943. Su padre era campesino y<br />

su madre ama de casa. Sus abuelos también eran de Formentera. La isla tiene unos 20<br />

kilómetros de largo por 6 o 7 de ancho y cuando nació Miguel no llegaría a los tres mil<br />

habitantes. La capital, San Francisco, era poco más que un caserío. La Mola está en la<br />

parte alta, una meseta situada a unos cien metros sobre el nivel del mar, plana, áspera y<br />

muy poco poblada. El agua se obtenía de la lluvia y se guarda en aljibes. Manuel vivía con<br />

sus padres, un hermano menor, una abuela y una tía. Cosechaban trigo; también tenían<br />

uva, aceitunas e higos. Carne, sólo de cerdo. El pescado, como no había transporte, ni lo<br />

probaban.<br />

Cuando Miguel tenía cinco años se fueron todos a vivir a Ibiza donde su padre<br />

montó una lechería. En Ibiza había escuelas, cines, automóviles. Allí Miguel se sintió<br />

marginado por venir de una isla tan pobre, una sensación que volvió a sentir cuando llegó<br />

a Buenos Aires. En Ibiza no les fue bien y durante temporadas enteras solo tenían papas<br />

y algunas verduras para comer. Tres años después su padre emigró a la Argentina y el<br />

negocio y la familia quedaron a cargo de la madre. En 1954 “los mandó llamar”.<br />

Acá había trabajo seguro, oportunidades seguras. Venían, juntaban dinero; algunos se<br />

volvían allá, otros se quedaban en América. Lo que las malas lenguas dicen es que, había tantos<br />

hermanos como vueltas de las personas... de sus viajes, no? Porque volver/un hijo/ 6-8 meses;<br />

volver/ un hijo; y así era la cadena. Entonces uno contaba los viajes por la cantidad de hijos, más<br />

o menos era así.<br />

(...) cuando mi papá se fue yo tenía 8 años y recién salía de la infancia ciega, o sea, que<br />

no sentí la ausencia de él como algo importante: mi vida fue vivir con mi mamá y mi hermano. Y<br />

esa era mi vida o sea, sin drama de ninguna índole; y por eso nunca tuve demasiada necesidad de<br />

encontrar a mi padre en esa edad. Más, cuando llegamos acá era una persona que yo en alguna<br />

medida desconocía. Por suerte era una persona realmente buenísima, imposible que se peleara<br />

con alguien, demasiado buena hasta te diría, entonces la cosa era fácil, pero era una persona que<br />

yo desconocía. Y es mucho tiempo, sobre todo en esa etapa de crecimiento. Entonces no fue un<br />

pesar cuando se fue, ni la locura de encontrarlo cuando llegamos.<br />

Hicieron el viaje en un barco de inmigrantes, mitad italianos, mitad españoles. En<br />

Río de Janeiro un marinero que era paisano y amigo de la madre les llevó a dar un paseo en<br />

taxi y aún lo recuerda: nunca había visto nada igual. Su madre lloró durante todo el viaje.<br />

En aquella época, salir era despedirse para toda la vida, no había término medio…<br />

(...) Recuerdo la entrada a Lisboa –que es una escala del barco–; recuerdo la llegada a Río de<br />

Janeiro, sobre todo por el panorama de Río de Janeiro que me impactó, realmente, sobre todo<br />

[ 38 ] | <strong>MEMORIAS</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>EMIGRACIÓN</strong> ESPAÑO<strong>LA</strong> A <strong>AMÉRICA</strong>

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