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MEMORIAS DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A AMÉRICA | [ 1 ]

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ArgentinA<br />

Luis Castillo Marín y Juan Castillo Marín<br />

Una lenta y costosa integración<br />

Los hermanos Castillo Marín, Luís y Juan, nacieron en el Madrid oscuro de la posguerra,<br />

concretamente en el barrio de Cuatro Caminos. El padre tenía una fundición artística<br />

donde fabricaban, entre otras cosas, candelabros y otras piezas de bronce, que les<br />

permitía vivir, no con excesos, pero sí al menos con una cierta holgura. Sus padres se<br />

habían conocido durante el sitio al que fue sometida la capital y soportaron las tremendas<br />

condiciones de aquellos meses. Nunca quisieron que sus tres hijos vivieran otra situación<br />

similar. Por ello, cuando el final de la contienda mundial alentó el temor de muchos –y las<br />

esperanza de otros– de una futura invasión de España por las tropas aliadas, sus padres<br />

sopesaron la idea de vender el negocio y emigrar hacia otro país. El peligro pasó y poco<br />

después España fue reconocida internacionalmente, pero la decisión al parecer estaba ya<br />

tomada y el estallido de la Guerra de Corea no hizo sino reafirmarla aún más.<br />

La elección estaba dada por ir a México, Venezuela, Uruguay o Argentina. Mi padre<br />

decidió poner avisos en el diario La Prensa y La Nación en Buenos Aires y en no sé qué periódico de<br />

Montevideo y Venezuela, pidiendo un socio capitalista. Él, como socio industrial. Y le contestaron<br />

varios de Argentina. De otros países de América, también. Y recibió algunos de Argentina... y<br />

optó por uno de ellos. O sea que, dentro de la idea de emigrar, buscaba de aprovechar ese año<br />

desarrollando una industria acá.<br />

El padre trató de conseguir un socio en Argentina para abrir un taller similar al que<br />

tenía en Madrid y se adelantó al resto de la familia. La mujer y sus hijos llegaron a Buenos<br />

Aires un año después, en 1951.<br />

Y el chasco fue, o la trampa, o el fraude...o la desilusión fue, que teníamos el pasaje para<br />

el Conte Grande... Y por hache o por be... o por arte de magia que un chico no podía entender, nos<br />

tocó el Santa Cruz...,pero era un buque chatarra que iba a desguase... Así que nos metieron en la<br />

tercera bodega junto con las mujeres porque éramos todos chicos, y vinimos con cuatrocientos mil<br />

italianos. Los españoles nos juntábamos entre los pocos que íbamos, para entendernos, y todo lo<br />

demás fue italiano... (...) en aquel momento era un chaval que subió a un barco italiano y ya no<br />

se llamaba Juan sino que se llamaba Giovanni...<br />

Los chicos se adaptaron a los nuevos colegios, aunque ello les contó algunas palizas<br />

de otros adolescentes locales, que se burlaban de sus zetas y su acento gallego.<br />

Una de las causas de discriminación que uno ha tenido es, el hecho, primero, de haber<br />

llegado a un país que no era lo que uno pensaba cuando estaba en Madrid. Cuando estaba en<br />

Madrid uno dice –vamos a emigrar a la Argentina, América–. Y uno pensaba, o por lo menos yo<br />

pensaba...búfalos, indios...(...) Yo lloré como un descosido cuando el barco desatracó y saludé a<br />

mi tía... y la gente cantaba la canción del inmigrante y todo el mundo estaba llorando..., que no<br />

[ 30 ] | <strong>MEMORIAS</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>EMIGRACIÓN</strong> ESPAÑO<strong>LA</strong> A <strong>AMÉRICA</strong>

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