MEMORIAS DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A AMÉRICA | [ 1 ]
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VenezuelA<br />
Su abuela le pagó el pasaje y pudo permitirse hacer la travesía en un camarote de<br />
tan solo cuatro literas. La imagen imborrable que guarda de su llegada es la vista del pico<br />
del Ávila al amanecer y los plátanos fritos que comió con su padre y su madrastra en el<br />
puerto de La Guaira.<br />
Llegamos a Candelaria, ahí vivíamos mi tía, que era viuda, vivía en la casa con nosotros,<br />
y mi papá y yo y mi madrastra. Ahí estuvimos en la esquina de Alcabala hasta que me casé. Bueno<br />
en ese apartamento estuvimos un tiempo y después nos fuimos a otro apartamento, porque ahí<br />
yo tenía que dormir en la sala porque no había habitación para mí, pero en el mismo edificio, al<br />
lado había otro que tenía una habitación y entonces nos pasamos para ese apartamento y ya<br />
teníamos cada uno su habitación.<br />
Los primeros meses de estancia en el país sin sus amigos y sin su equipo de fútbol<br />
fueron muy duros a pesar de vivir rodeado de familiares.<br />
Le sorprendían las comidas y las costumbres, y muy especialmente la existencia<br />
de debates políticos, de partidos y de elecciones. Álvaro había llegado a Venezuela en<br />
el periodo electoral después de la caída del dictador Pérez Jiménez. El contraste con la<br />
España franquista era manifiesto. De familia republicana, su abuela no le había permitido<br />
que hablase de política e incluso le había prohibido ir a los campamentos falangistas que<br />
se organizaban en los colegios públicos.<br />
Su proyecto de comenzar a trabajar como ayudante de carpintería, se vio truncado<br />
por el deseo del su padre de que continuase los estudios.<br />
Cuando llegué, yo quería que mi papá me enseñara ebanistería, yo quería trabajar con<br />
él. Me dice: “no, tú no vas a trabajar, tú vas a estudiar, es más tú debiste quedarte a estudiar<br />
allá en Europa, así que tú vas a estudiar”. Entonces me metí en una academia comercial, que se<br />
llama Academia Comercial Puerto Rico, a estudiar contabilidad, administración, todo eso. Una<br />
academia que no tenía la fama de J. R. Espada, que era una de las mejores, después estudié en J.<br />
R. Espada. Allí me gradúe de contador de costos y auditoría y después estudie en Espada también<br />
contaduría y después hice varios cursos: impuesto sobre la renta, auditorías todo eso.<br />
Su primer trabajo fue en Revlon y posteriormente realizó trabajos administrativos<br />
y de gestión en otras firmas como Pond’s, Yukerí, o Cisneros.<br />
Se enamoró de una paisana gallega y después de un corto noviazgo –seis meses– se<br />
casaron en 1967. A pesar de tener doble nacionalidad y de sentirse integrados, han educado<br />
a sus tres hijos según las costumbre venezolanas, con la idea de que nunca se sientan<br />
inmigrantes en su propio país. Álvaro y su esposa sienten que perdieron la nacionalidad en<br />
medio del Atlántico y que en el fondo de su corazón ya no son ni de aquí ni de allí.<br />
Ambos han aportado al país que les acogió una vida de trabajo y honestidad y tres<br />
hijos profesionales con una sólida formación adquirida en Estados Unidos, Japón y Gran<br />
Bretaña. A pesar de haber viajado por el mundo, y siguiendo los consejos de su padre, no<br />
quieren ser emigrantes.<br />
<strong>MEMORIAS</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>EMIGRACIÓN</strong> ESPAÑO<strong>LA</strong> A <strong>AMÉRICA</strong> | [ 251 ]