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Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Volumen I<br />
gastos superfluos Contra la perfección de nro. estado. Y para que este estatuto se cumpla como es<br />
justo Ponemos suspensión de oficio a los Padres Provinciales Por tiempo de seis meses» 95 .<br />
No era menor el cuidado que ponían en la buena conservación de la Iglesia y de todos los objetos<br />
que a ella pertenecían. Hasta principios del siglo XVIII las grandes, fiestas que en los templos quiteños<br />
se hacían, deslumbraban la vista por las decoraciones extrañas con que se cubrían las paredes, arcos<br />
y altares. Por ahí os espejos, por más allá las colgaduras y flores de trapo, de los artesones colgaban<br />
lámparas y de las paredes se desprendían las molduras doradas de todo tamaño con cuadros e imágenes<br />
religiosos, ocultando los primores de los retablos y, lo que era peor, causándoles perjuicio irreparable.<br />
No faltaron las protestas de los mismos sacristanes, formuladas en parte por el peligro que corría su<br />
vida encima de las escaleras, en parte también por los «gravísimos daños e inconvenientes que se<br />
siguen en los dorados y Molduras de la Iglesia por las colgaduras, Espejos, láminas y otras cosas que<br />
se ponen a fuera de clavos» , como decía Fr. Juan de la Cruz, sacristán mayor del convento en su<br />
petición al capítulo que se reunió en Guano el 22 de agosto de 1722, en la que también solicitaba que<br />
se «representen estos incombenientes al Conde de Selva florida para que en el día del Glorioso San<br />
Antonio de Padua, Su Señoría conmute lo expresado arriba con otros actos que cedan en mayor culto<br />
del S. to ino perjudiquen al templo, y casa del Señor» 96 .<br />
Hasta las campanas atrajeron el celo de los religiosos. Así la campana grande llamada de los<br />
Agonizantes, porque su donante, el capitán Martín de Yerovi la mandó hacer y regaló para con<br />
ella anunciar la agonía de los fieles y pedir sufragios y oraciones por ellos, fue motivo de una<br />
reglamentación especial en la sesión del definitorio de octubre de 1738 en que se detalló muy<br />
minuciosamente los días en que se había de repicar con ella 97 .<br />
En el libro de las constituciones dictadas en Quito por el capítulo celebrado el 26 de setiembre de<br />
1650, además de una disposición que prohíbe el que se presten cálices y ornamentos de la iglesia,<br />
encontramos la siguiente, que demuestra con claridad el afán de los religiosos en el cuidado de su<br />
convento: «Item ordenamos y mandamos q. e los R. dos Padres P. tes con consulta de la maior parte<br />
del diffinitorio nombren en los Capítulos Provinciales un Religioso de toda satisfacción que cuyde<br />
de la obra de este Convento el qual assi nombrado podrá librar en casa de nro. her. no el síndico<br />
95 Arch. franc. , libro 2.º Becerro, fols. 219-223. ( N. del A. )<br />
96 Arch. franc. , libro lº, Becerro, fol. 228. ( N. del A. )<br />
97 Id. Id. , fol. 132. ( N. del A. )<br />
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