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Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Volumen I<br />
han venido a sufrir un inmenso deterioro que no las produce talvez ni aún lo necesario para los gastos<br />
precisos del culto y subsistencia de la Comunidad» .<br />
El Gobierno tomó a su cargo esa sección del antiguo gran convento franciscano, que comprendía<br />
la casa del colegio de San Buenaventura, su iglesia y la huerta que le pertenecía, separada entonces<br />
apenas con un muro caído, para utilizarlo como local de las Cámaras Legislativas. «El edificio,<br />
dice González Suárez, de lo que se conocía antes con el nombre de Colegio de San Buenaventura<br />
pertenecía a los Padres franciscanos: el Gobierno lo ocupó para local de las Cámaras Legislativas, y<br />
los ecuatorianos vimos a los Padres Conscriptos de la Patria congregados en lo que fuera refectorio<br />
de los frailes» 111 .<br />
El Gobierno ecuatoriano, aunque se comprometió, además del pago de 125 pesos anuales por el<br />
convento de San Buenaventura y 80 por el patio y celdas de la puerta falsa del convento principal, a<br />
hacer todos los reparos que fueren necesarios en la casa y la iglesia, nada hizo, ni siquiera pagó las<br />
pensiones de arrendamiento a los religiosos, quienes se vieron precisados a demandar al Gobierno ante<br />
la justicia ordinaria, tanto la resolución del contrato, como el pago de las pensiones debidas y la entrega<br />
de los inmuebles. Pero ¡cuánto trabajo y tiempo costó aquello! Declarado nulo el contrato enfitéutico<br />
por el Gobierno, en decreto de 31 de mayo de 1864, éste entregó el colegio de San Buenaventura en<br />
estado de completa ruina, enviando al padre provincial de la Orden a que se arregle con la Junta de<br />
Hacienda en cuanto a las indemnizaciones justas que exigía y reclame de la municipalidad de Quito<br />
la desocupación de las dependencias de la puerta falsa que ella las tenía ocupadas con la cárcel y las<br />
oficinas de policía.<br />
Instaurado el pleito el viernes 28 de octubre de 1864 contra la municipalidad de Quito, ésta puso<br />
tantas dilatorias que no se concluyó sino el 22 de setiembre de 1870 en que se obligó, con alguacil,<br />
al procurador síndico municipal, a entregar esas propiedades de los religiosos franciscanos y a pagar<br />
las pensiones de arrendamiento.<br />
111 Exposición 4.ª en defensa de los principios católicos. Artículo VI. «El Patronato Ecuatoriano».<br />
( N. del A. )<br />
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